domingo, 10 de mayo de 2009
LOS POLICIAS DE LA TELEVISIÓN ARGENTINA: ¿FICCIÓN O REALIDAD?
Policías en acción es un intento más de la televisión por demostrar que la realidad se puede exhibir crudamente frente a las cámaras y micrófonos, con una mirada inocente, de “estábamos ahí” y “eso ocurrió”.
Patrulleros que corren a toda velocidad y llegan siempre a tiempo, policías de protocolo-atentos y educados con el ciudadano-, vecinos que plantean un problema sin desbordarse, teléfonos y radios de emergencia que funcionan a la perfección y hasta delincuentes que se entregan luego de una pequeña persecución, casi sin resistencia.
Los tiempos “modernos y violentos” de la realidad Argentina, hacen casi inevitable, que un canal de televisión, apueste a este tipo de producción, en día de semana, horario central y con promociones a toda hora anunciando que verán lo que nunca imaginaron.
La curiosidad, la bronca, la necesidad de justicia, los reclamos nunca escuchados, el miedo, la incertidumbre y espiar una realidad que nos es ajena o que consumimos a través de los medios de comunicación, permite que este sea uno de los programas de mayor audiencia de la televisión, nos recuerda, Catalina Dlugi, Columnista de Espectáculos de Canal 13 y TN.
Pero, para lograr esto, se construyen mensajes, a veces, difusos otras bien implícitos. La violencia familiar, las diferencias entre vecinos, los consumidores de drogas, los robos comunes, las discusiones de tránsito, las peleas en las salidas de los boliches, las nuevas tribus urbanas, los borrachos de ocasión; encubren los grandes problemas, que son dejados de lado de manera arbitraria.
No aparecen las redes de prostitución, los vendedores de drogas, la toma de rehenes, los asesinatos que conmueven a la sociedad, los secuestros extorsivos, la venta de armas y, hasta, la corrupción policial. Todo se limita, todo se recorta, todo se transforma; en medio de gritos, llantos, discusiones sin sentido, policías que corren, luces de patrullas, periodistas que hacen preguntas de ocasión sólo detrás de cámara y oficiales que responden sobre los casos hasta con ironía, sonrisas y desparpajo, nos remarca, Vivian Perrone, Presidenta de la Asociación Madres del Dolor.
Es así, que la “cultura” de las calles, de las comisarias, de las cárceles, de las villas y de los tumberos, se inserta en la televisión, con planos cerrados, micrófonos abiertos y música que acompaña, sobre esa realidad ideada, soñada, pero “no real”.
La serie, toma como referencia, a COPS, una producción de la televisión de los EEUU, que va hacia la misma dirección: “el grotesco y la comedía”, pero con más recurso tecnológico, un guión más elaborado, personajes más creíbles y hasta casos que generan la duda y abren el debate, sobre su existencia o no.
Este tipo de producción, nos señala la Psicóloga, Liliana Prados, se consume en base a: la emoción, la repulsión o la identificación. Son los patrones de conducta que siguen los televidentes, que, mientras “lo ven”, le gusta, se excitan, se asombran o critican, con la vehemencia que este tipo de situaciones plantean a la mente humana.
Entonces, ¿Es posible pensar un programa de televisión de estas características, sin pensar en la sociedad Argentina? Evidentemente, no.
Porque, el abuso en el consumo de alcohol, aumentó un 10 % en 10 años, hoy hay 2.500.000 consumidores activos; el 83 % son hombres, las mujeres y los ancianos toman más que antes y , como si esto no bastara, la edad “de comienzo” bajo a los 12 años.
Hoy se calcula que hay 175 mil tomadores compulsivos y 125 mil alcohólicos dependientes, renoce, el Dr. Eduardo Klina, Titular de Neurologìa de las Adicciones de la Universidad del Salvador.
Los profesionales de la salud que consultamos coinciden que “muchas veces los medios de comunicación no tienen conciencia de los mensajes que transmiten y del daño que generan, frente a una sociedad que sufre una crisis de valores”.
Por eso, un programa de televisión, no es sólo eso, las vivencias de la sociedad, las ideas de los productores del ciclo, el raiting, las necesidades políticas del momento y hasta el mensaje que se intenta transmitir, nos hacen una clara advertencia, debemos mirar los detalles, no olvidarnos de contextualizar, de vincular las causas, las consecuencias , de ampliar nuestros horizontes de pensamiento y saber que un analista se construye desde la desconfianza, desde la curiosidad y sobre todo, desde las preguntas incómodas.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario