miércoles, 16 de diciembre de 2009
La integración como revolución
Por no llevar papel / pa’ una ciudad del Norte / yo me fui a trabajar. / Mi vida la dejé/ entre Ceuta y Gibraltar.
En mi trabajo social siempre pensé que cuando personas de diferentes ámbitos y orígenes se juntan, cosas maravillosas pueden ocurrir. Y de eso va
Ocho idiomas que se fusionan en una melodía nueva y única, pero con la que todos nos podemos sentir convocados. Y un territorio común: el barrio Esquilino, en Roma, Italia.
Otra vez el espacio hiperlocal sirve como punto de partida para construir modelos de empoderamiento comunitario. De aprovechar las fuerzas positivas de la globalización se trata. Crear lazos sociales y construir ciudadanía.
Pero no es fácil. Deportaciones, frustraciones, persecución institucional y problemas legales de todo tipo; rechazo de sectores que no entienden o que ven a la organización social como una amenaza; falta de presupuesto para una empresa de semejante envergadura; problemas de convivencia de los mismos protagonistas, entre otros obstáculos debieron sobrellevar estos Quijotes modernos hasta organizar los primeros conciertos públicos.
Apropiación del espacio público
Corría el año 2002. Se necesitaba un espacio para poder ensayar, con todas las características que una empresa de ese tipo requería. Y no había ciudadanía plena sin una apropiación del espacio público compartido.
Imposible no trazar el paralelismo con las experiencias de organización popular que se dieron en esos mismos tiempos en nuestro país. Centros culturales creados a partir de la recuperación de espacios urbanos ociosos. Espacios de cultura, pero también de deliberación y construcción de sentido común.
Final feliz
El documental termina con la orquesta conformada, dando conciertos abiertos a la comunidad. Y el show debe continuar. Y continúa. Tuve oportunidad de verlos en Argentina, en vivo, el año pasado, durante el X Festival Internacional de Cine de Derechos Humanos.
Tomar la cultura como una herramienta de transformación social. Ponerle rostro a la globalización. Sacar lo mejor de la comunidad. Darle un significado político al territorio. De eso se trata la Orchestra di Piazza Vittorio.
Y especialmente, de mostrar a la inmigración desde otro lugar, que no sea el de la marginación, la violencia y el delito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario