miércoles, 10 de septiembre de 2014

Un remador de la vida

Por Jorge Daniel Hermosa
En un instante puede cambiar tu vida por completo. Como siempre, te levantás para empezar un día como cualquier otro. Desayunás, viajás, trabajás, salís a divertirte o regresás a tu casa y te volvés a acostar para empezar de nuevo. Son muchas cosas en varios lugares y momentos, ¿no? ¿Qué pasaría si sucede algo que te cambia todo lo que venís realizando desde hace tiempo? ¿Te levantarías al día siguiente?

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Ricardo Díaz Márquez en las Elecciones del 16 de mayo para Consejeros en el Colegio de Abogados de Quilmes.
Los accidentes están a la vuelta de la esquina. Muchas veces suceden por culpa nuestra y otras por la imprudencia de los demás. Todos los días vemos y escuchamos noticias sobre algún choque de autos, o de la muerte de alguna persona luego de ser atropellada. También están quienes sobreviven pero quedan con secuelas. Acá entra la discapacidad que no se dio desde el nacimiento, sino que fue por una situación desafortunada. Dependiendo de la gravedad, una persona puede seguir adelante o no, pero la voluntad es fundamental.
Si hablamos de discapacidad, nos referimos a la condición que presentan algunas personas sobre deficiencias físicas, mentales, motrices, sensorias o intelectuales. Hay quienes nacen con esto, pero también está la gente que padece estas patologías por alguna situación que protagonizaron, por ejemplo, en un accidente en cualquier ámbito. La recuperación es muy importante no solo por la lesión física, sino también por el impacto psicológico sobre la persona. Además, la sociedad tiene un rol preponderante porque ahí es donde la persona se moviliza y hace sus actividades.
Ricardo Díaz Márquez es un excelente ejemplo para referirnos a lo explicado previamente. Vive en Quilmes, provincia de Buenos Aires, trabaja como Abogado y está en el Honorable Congreso de la Nación Argentina. Le gusta escribir y en su tiempo libre se dedica al deporte, más precisamente a la natación y, además, posee varios amigos en distintos ámbitos, lo cual es muy importante. Se comprometió con un rol social buscando e incentivando la cooperación de todas las personas para ayudar a los que más necesitan en cuanto a discapacidad e integración.
Él sabe lo que es sufrir por tener una discapacidad. A pesar de lo difícil que es, Ricardo logró alcanzar todas sus metas, con esfuerzo, tal como lo hace siempre en una pileta de natación desde los cuatro años. Para conocer y aprender de un guerrero, lo visité en diferentes situaciones. Pude observar lo que hace y charlar con él para que me contara su experiencia de vida.
El doctor Díaz circula con una pierna ortopédica. Lo primero que uno quiere saber es por qué tiene esa discapacidad. En la última entrevista me explicó que fue en un accidente de moto. A Ricardo le gustaba mucho la velocidad y una noche se excedió. El conocido Acceso Sudeste fue el lugar donde a lo s 21 años le cambió la vida por un error propio que admite. Arrepentido de esa noche trágica dijo: “En realidad tendría que estar muerto pero la saqué barata”. Además, contó que desde chico fue muy inquieto y se golpeaba en cualquier momento. Hasta se adjudicó, junto a su hermano, la creación del “parkour”, que es una disciplina extrema que consiste en desplazarse por cualquier entorno escalando paredes o saltando de un techo al otro. Afirmó que lo hacía por los dibujitos animados: “Si Batman lo puede hacer, nosotros también”. Su madre era la que más sufría. Después de la larga recuperación por el accidente, siguió estudiando y con el deporte le resultó todo un poco más sencillo.
El primer encuentro que tuve con él se dio en la Sociedad de Fomento La Bernalesa, en Quilmes. Allí pude ver y comprender su rol social como Presidente de la Comisión Especial Asesora de Discapacidad e Integración a cargo del Colegio de Abogados. Si bien su trabajo se enfocaba en los abogados que tienen alguna dificultad, Ricardo decidió eliminar los límites y salir a la calle para colaborar con los barrios y las personas que tienen familiares enfermos o discapacitados. Voluntariamente, se reúne con los vecinos cada tanto en algún club, colegio o centro vecinal para escuchar a quienes necesitan un espacio de desahogo y solidaridad.
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Ricardo en competencia de natación.
Cuando fui se juntaron en dicha sociedad de fomento. Allí el abogado de 55 años se reunió con los vecinos y se acercaron representantes municipales, sindicales, psicólogos y toda persona que quisiera dar una mano. Si bien la junta siempre se llevaba a cabo en el Colegio de Abogados de Quilmes, él decidió que a partir de este año se realice en un lugar con más contacto con el vecino para interactuar y conseguir mejores resultados.  
El momento fue agradable, pero el sufrimiento de cada familia se hizo notar. Mientras se hablaba, los chicos y chicas discapacitados, la mayoría con síndrome de Down, jugaban en el piso. Sumado a lo que pude ver, estaban las anécdotas de los padres que fueron difíciles de contar y escuchar. Se generó un clima de desahogo, a parte de la búsqueda de soluciones en sus respectivos trámites que iban desde conseguir medicamentos y artefactos ortopédicos, hasta encontrar sitios o instituciones.
Este compromiso está muy firme con Ricardo. Sin embargo, el ser presidente de la comisión no es lo que más le gusta porque siente que está en ese puesto simplemente por su discapacidad, cuando preferiría estar en el ámbito deportivo dentro del Colegio de Abogados: “Me considero más deportista que discapacitado, sin embargo la gente me ve más como discapacitado que deportista”, dijo. A pesar de esto, entiende lo que se sufre en cada caso que escucha y decide hacer todo lo posible para ayudar. Además, lo vi muy contento luego de esa jornada porque comprendió que fue un éxito para la gente que se llevó alguna respuesta, un número de contacto o una solución. Observé que las familias se iban a sus casas con una esperanza renovada de que la próxima puerta que  golpearan se abra, todo después de muchas trabas que sufrieron.
Tiene su oficina en el Colegio de Abogados de Quilmes, donde es un hombre muy querido. Esto lo observé en las Elecciones del 16 de mayo para “Consejeros” en dicho colegio. Me contó que allí los abogados votan en forma voluntaria. Lo acompañé para entender más ese contexto y era claro que había partidos políticos tal como sucede en las Elecciones Nacionales. Al final del día, ganó la “Lista Verde”, agrupación a la que Ricardo apoyaba.
El otro trabajo lo realiza en la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), dependiente del Congreso de la Nación Argentina. Allí se encarga de la parte administrativa del Senado y ejecuta los contratos para el personal del edificio referido al mantenimiento o la limpieza, entre otros rubros. En una charla de café a pocas cuadras de la sucursal de ATE donde se encuentra, me explicó cómo llegó allí. Valoró que lo hayan llamado porque nunca lo habían convocado para un empleo, a pesar de los currículms que repartió por muchos lugares: “Es llamativo. Tengo un CV interesante y explico que soy una persona que sufrió un accidente pero que, a pesar de eso, seguí adelante. No lo oculto y lo pongo como algo positivo, no es que estoy tirado en el fondo de mi casa”.
Pero de tantos sitios que buscó, encontró uno que le abrió sus puertas y nada menos que en el Senado de la Nación. Aunque aclaró que en todo lugar el cuatro por ciento de los trabajadores deben ser personas con alguna discapacidad y desde el año pasado se viene cumpliendo en el Congreso. Destacó que esa obligación legal “nunca se había hecho pero este gobierno lo cumplió, todo a pesar de los muchos errores que se cometieron en esta gestión”. Por tal motivo, lo dijo como algo para elogiar y agregó: “Yo no pienso que no me hayan llamado por la discapacidad pero de otro lado ni siquiera se comunicaron por una entrevista”.
Observé a Ricardo como trabajador y como ciudadano solidario. Pero todo esto no hubiera sucedido sin una pasión que lo motivara para seguir adelante luego del trágico accidente. Todos tenemos algo que nos inspira. Para mí en gran medida es la familia, los amigos, el trabajo y el fútbol, entre otros. En el caso de Ricardo es similar, lo vi en hasta en un cumpleaños de una amiga que tenemos en común y se divirtió con compañeros, colegas y amigos. Pero también entra su deporte favorito que es la natación porque, según él, allí la discapacidad prácticamente desaparece. Fui testigo de esto en una competencia que tuvo.
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Díaz nadando en cien metros mariposa, estilo en que finaliza en segunda posición.
Lo vi en acción y, para mi sorpresa, no compitió contra personas discapacitadas como si hubiera una categoría especial. Se mostró en su hábitat en los dos retos que tuvo. Uno fue en la categoría de cien metros mariposa que quedó en segunda posición y el otro en doscientos metros espalda, donde sorprendió a todos con el primer puesto. En definitiva se ganó el reconocimiento y un fuerte aplauso de todo el público que valoró el esfuerzo que hizo Ricardo. Para él fue una gran satisfacción, en este deporte que lo ayudó como ninguno otro. Hasta se dio el gusto de nadar en el Río de la Plata como un desafío personal.
Hay muchos deportes pero Díaz eligió este. ¿Por qué? Ante esa duda, fue muy obvia su respuesta: “La natación permite nadar sin ningún accesorio, además estoy libre y casi me siento sin la discapacidad en el agua. En cambio sobre la tierra necesito la pierna ortopédica o las muletas”. Para él cada competencia se puede relacionar con lo que vivimos: “El deporte es como una metáfora de la vida. Me siento muy deportista y mucho de lo que aprendo en las carreras de natación lo llevo a lo diario. La otra vez tuve una competencia en las Elecciones del Colegio de Abogados y ahora una competencia deportiva”. Lo que busca a través de la natación, es conectar lo que le gusta hacer con cada situación que atraviesa. Esto es muy típico en cualquier persona que relaciona todo con algo que lo inspire a hacer otra actividad. En el caso de Ricardo se puede decir que llegó a todas las metas en su vida, porque alcanzó todos sus objetivos. Algunos con dificultad, pero consiguió todo lo que se propuso.   
Todos necesitamos aferrarnos a algo que nos motive. Ricardo encontró la forma de llegar a sus metas, sean afectivas, laborales o deportivas, más aún luego de un instante que sin dudas le cambió la vida para siempre. Es un ejemplo de vida y nos sirve para comprender que con voluntad uno puede seguir adelante. Estamos en constante movimiento y cualquier cosa nos puede pasar, como le sucedió al abogado Díaz. Es un momento de sufrimiento y es complicado levantarse. Pero en este caso, podemos imitar lo que hacen muchas personas que se esfuerzan. A veces podemos sorprender a más de uno cuando seguimos adelante. En esta oportunidad, Ricardo Díaz Márquez me sorprendió a mí y lo puedo catalogar como un remador de la vida.
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lunes, 29 de julio de 2013

Vivir sobre ruedas


Toma envión, patina unos metros, realiza un salto y cae. Desde el piso, ofuscada, mira a su entrenadora, se para y vuelve a comenzar.
Cuando uno toma una decisión siendo sólo una niña, la vida se vuelve más complicada, pero sin dudas, apasionante. Esa es la historia de Micaela Magliocco, una joven promesa deportiva de tan sólo 19 años.
Con tres mundiales en su haber, e infinidad de campeonatos nacionales, hoy se ubica como la representante argentina de Patín Danza en el mundo.
El patín artístico si bien es un deporte muy practicado en este país, no tiene una amplia trascendencia a nivel mediático. La mayoría de mundiales sólo se los puede ver por alguna página de internet que administran las mismas ligas, por lo que para una patinadora en Argentina, le es muy difícil lograr el reconocimiento de la gente, y principalmente, el apoyo económico de las instituciones que amparan las carreras deportivas.
El camino para llegar a donde se ubica hoy, no le fue regalado. Su familia tuvo que sustentar económicamente el comienzo de su carrera profesional. En este deporte en particular, la mayoría de torneos son en el exterior, por lo que los gastos se iban acrecentando año a año. Sudamericanos en 2009 en Chile, en Paraguay y Colombia en 2010, fueron algunos de los campeonatos que corrieron 100% por cuenta de sus padres. Los gastos crecían y, estando en el auge de su camino a ser una profesional, era impensable dejar de invertir.
A fines de 2010, después de casi un año entero de buenos logros, evaluó para su primer mundial en Portugal con sólo 16 años. Quedó posicionada 14°, teniendo arriba a chicas quizás no tan buenas, pero sí con muchos años de experiencia. “Derecho de piso, yo no era nadie”, sintetiza.
Si bien premios y reconocimientos, abundan en el camino recorrido por Micaela durante estos años, un momento clave fue el 6 de octubre, cuando volvió a viajar a Nueva Zelanda, donde se realizó el tercer campeonato mundial al que asistió. Sorpresivamente para todos, obtuvo medalla de bronce, primera obtenida por una persona latinoamericana en la modalidad Patín Danza.
“Para comienzos de 2012, la secretaría de deporte de la nación decidió darme una beca, por primera vez en mi modalidad, porque estaba obteniendo buenos resultados de a poco y querían apostar con lo que podría llegar a ser mejor, o al menos todos esperábamos eso”, explica Micaela.
Ya pasaron casi dos horas desde que comenzó a entrenar, ella inmutable, se desliza sobre los patines como si flotara por el aire. El tiempo parece no correr, sin embargo, el sol ya no penetra por los grandes ventanales del club Don Bosco. Hace frío, pero el cansancio y la pasión que la joven deportista le pone a lo que hace, genera un clima cálido y ameno, en el que se destaca la luz de su mirada y lo rosado de sus mejillas. Se sienta en un banco a tomar agua, y con una enorme sonrisa me pregunta si estoy cómoda, le respondí que sí y le pregunté por ella:
— ¿Y vos cómo estás?
— Yo estoy feliz, estoy patinando.
Desde que comenzó a competir en grandes ligas, sus entrenamientos no sólo abarcaban cada vez más tiempo de sus días, sino que el esfuerzo y el desgaste físico era mucho mayor, lo que le dejaba poco margen para el ocio. Quizás ya más de grande, sus amigos pueden entender un “hoy no puedo, entreno” o un “tengo que descansar, mañana compito”, pero cuando sos una nena y tus amigas no tienen más de 15 años, se complica mantener relaciones con personas de tu edad pero con una realidad completamente distinta. Micaela cuenta que cuando era más chica y estaba en edad escolar, mientras todos pactaban encuentros para la salida de clases o bien, para un fin de semana, sus respuestas siempre se limitaban a explicar que no podía porque debía entrenar. “Algunas personas se te alejan porque les molesta, lo cual nunca voy a entender, pero aprendí a aceptar que es normal”, cuenta indignada.
Ya concluyendo el entrenamiento, aparece un chico que llamó ampliamente la atención al entrar. Rápidamente se acerca y saluda amistosamente a la joven deportista. Ella se encarga de presentarlo como Ramiro, su gran amigo. Él bromea hasta que la joven vuelve a patinar y él se dedica durante unos minutos, pura y exclusivamente a mirarla mientras se desliza suavemente sobre los patines. Admirado por la belleza y el talento de su amiga, se disculpa y toma asiento. Cuenta cuál es la postura que toman sus amistades a la hora de apoyarla en su carrera y acompañarla, aunque no se vean tan seguido: “Uno ya sabe que no puede contar con ella antes de las cinco de la tarde. Entrena religiosamente cuatro horas todos los días. Y si se acerca una competencia grande, menos todavía. No nos quedó otra que acomodarnos nosotros a sus tiempos. Nos juntamos a la noche y listo. El problema es que tampoco podemos tenerla hasta muy tarde porque si no al otro día no rinde”. Vuelve a mirar hacia la pista, deja llevar su vista a cada uno de los movimientos que realiza la joven sobre ruedas y concluye: “Mirala. Nació para esto”.
Si bien lo principal en la vida de Micaela, es el patín, no es lo único a lo que le dedica horas de su tiempo. Otra de las cosas que practica es canto, estudia hace ya tres años en la escuela de Sebastian Mellino, en la cual realizan presentaciones cada cortos plazos. “Es otra forma de conexión con uno mismo, es expresión pura, sirve mucho para descontracturar de todas las presiones que tengo”, asegura la joven, y agrega: “Me gusta muchísimo salir a andar en bici si tengo una horita. También aprendo idiomas. Hablo muy bien Ingles y actualmente estoy estudiando de a poco Italiano y Francés”.
Analía, la entrenadora, dio por finalizada la práctica del día. Despide a su “polla”, como ella la llama, con un fuerte abrazo y le dice: “Descansá bien que mañana tenemos que darle duro”. Micaela, me mira con complicidad, y entre risas dice: “Como si nunca entrenáramos duro, ¿no?”.
Los contratiempos que encontró en el camino no sólo fueron en cuanto a la compañía, sino que también se presentaron en relación a la formación académica. Cuando uno habla de un deportista o de un músico, cree que todo en su vida es eso, su carrera, pero no, está el detrás de esas caras conocidas o de esos talentos destacables, que deben ser sustentados con educación primaria y secundaria, como mínimo.
“Simplemente me interesaba en mis cosas, mis pruebas, tomarme un té en algún recreo sentada en el aula y esperar que se haga la hora para salir, e ir a entrenar”, resume su paso por el colegio.
“¿Cómo empecé a patinar? Un día caminando con mi mamá, pasamos por un club y yo desde la vereda miré para adentro y vi chicas patinando y le dije ‘Yo quiero hacer eso’. Y no dejé de molestar hasta que me llevaron a probar al menos un día, y ese día se fue extendiendo hasta el día de hoy”, a veces no hace falta más que ver algo para sentir que es lo que uno desea, lo que uno sueña para un mañana. 
Hija de una familia convencional, comenzó de muy chica, con tan sólo 4 años a tomar clases de danza clásica, lo cual ella remarcar que estaba “muy enganchada para ser tan chiquita”. Pero su verdadera vocación no tardó en llegar a su vida: “Danza clásica hice durante seis años a la par de patín, hasta que me decidí por dedicarme solo a patinar, porque había empezado a competir en pequeñas ligas. Creo que fue mi primer decisión difícil, la realidad es que ambas cosas realmente me gustaban mucho”.
Ya hace 15 años que dedica su vida a su gran pasión, el patinaje. Es cierto que es un gran desgaste no sólo físico, sino que también psicológico, pero el amor por ese deporte es la fuerza que necesita, y tiene, para seguir luchando día a día por cumplir su sueño, por lograr sus objetivos.
Por suerte cuenta con un gran apoyo de seres queridos, que funcionan como pilar en su vida. Asegura que se siente orgullosa, pero no sólo de ella, sino de la gente que la rodea. Su familia, quienes no sólo la acompañaron desde un primer momento, sino que también dieron todo de sí para aportar a su carrera. Para la práctica de este deporte, son indispensables ciertos que gastos. Los patines profesionales están compuestos por distintas piezas, que con el uso en los entrenamientos se deben ir cambiando, desde algo tan básico como una tuerca, hasta la misma bota o las ruedas. Además del equipamiento, en caso de iniciar un camino profesional, es indispensable contar con un entrenador y preparador físico personal. En el patín artístico son muy comunes todo tipo de lesiones, por lo que se necesita trabajar hombro a hombro con un profesional para prevenirlas, o en tal caso, curarlas rápidamente. Claro está que hasta que no se logra un gran reconocimiento, la ayuda de las instituciones deportivas no llega, y esto debe ser solventado mientras tanto por la familia.
Después de varios minutos de descanso tirada en el suelo, desata los cordones de sus patines lentamente mientras me cuenta qué hace en su vida a diario. Repite de manera constante, la importancia que tiene para ella dormir bien, para al día siguiente rendir al máximo en sus prácticas. Es cierto que le resta tiempo del día que otra persona aprovecharía, pero sin embargo, no lo cuenta penosa, sino feliz. Todas las palabras que salen de su boca sobre ello son convincentes y trasmiten admiración. Cualquiera que la escuche hablar se sentiría orgulloso de contar con tal representante del país.
— ¿Nunca te cansás de entrenar? ¿No hay un día en el que quieras hacer otra cosa?
— La verdad que sí, obviamente hay momentos en los que preferiría verme con amigos, o simplemente dormir. Pero si lo hago, me arrepiento. El patinaje para mí no es sólo mi profesión, es la elección que yo hice para mi vida, vivir de lo que amo, vivir sobre ruedas.
Toma sus cosas y se dirige hacia la puerta, saluda cálidamente a las niñas que también entrenan allí. Cabe destacar el respeto de sus compañeras hacia ella, no importa la edad, ni el nivel en el que se encuentran. El brillo de los ojos de cada una al mirarla, habla por sí solo.

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domingo, 14 de julio de 2013

Subir una altura

Clemente López es el líder de la comunidad toba de Presidente Derqui. Él está al mando de 42 familias qom que viven en condiciones precarias en esa localidad de Pilar. A diario, el referente lucha en todos los ámbitos posibles para mejorar la calidad de vida de sus hermanos y visibilizar la causa indígena.


Clemente López tiene una frase de cabecera: “Ser representante de la comunidad es como tener una familia numerosa”. La repite hasta el cansancio, como una premisa ineludible. A priori, suena hasta simplona. Pero, al interpretarla, se comprende la riqueza de la afirmación. Denota una importante carga de responsabilidad y amor, como el de cualquier padre. En este caso, uno que está a cargo de 42 familias.
El autor de la leyenda es el cacique de la comunidad toba de Presidente Derqui, segunda ciudad del partido bonaerense de Pilar. Se trata de un pequeño poblado ubicado detrás del humilde barrio Santa Ana, en uno de los márgenes del distrito. Esa zona atravesada por la Ruta Provincial Nº234 es conocida comúnmente como la “triple frontera” porque ahí se juntan los límites de los partidos de Pilar, José C. Paz y Moreno. Más allá de la referencia geográfica, esos datos explican también la situación marginal en la que vive esta comunidad.
Sin embargo, las carencias no parecen afectar el ánimo de López. Con su sonrisa amable pintada al rostro, el referente de los tobas derquinos no se deja vencer por las adversidades, a la par que mantiene una incesante lucha por los derechos de su pueblo.
Oriundo de Pampa del Indio, en la provincia del Chaco, el hombre es hijo de la realidad más cruenta de los Qom. Desde su infancia, aprendió a sobreponerse a los obstáculos que, paradójicamente, fueron más y peores en su tierra natal que en Buenos Aires. Por eso, cada logro, cada paso hacia delante, cada mejora la recibe con alegría, por más ínfima que sea.
En el aspecto físico, su descendencia indígena es innegable. Hombre de mediana altura, tez marrón y pelo oscuro, presenta los rasgos del estereotipo de las comunidades norteñas. Todo eso está acompañado de una actitud amable y cálida con cada uno de los visitantes del lugar, sean “indios o blancos”, separación repetida por los miembros de las comunidades indígenas.
“Todos somos iguales” es otra de las banderas que agita sin cesar. Su voz suena acompasada al ritmo de una típica canción de cuna qom y sus dichos salen a la luz a regañadientes. Sin embargo, cada discurso es cuidado, respetuoso e intenta dejar un mensaje. No es cuestión de hablar porque sí. Ésa actitud centrada, resistente a toda prueba, resultó una herramienta clave para soportar el dolor del desarraigo, el sufrimiento de las carencias y el desgaste de un largo camino recorrido para llegar a Derqui.
En idioma qom, López es Daviaxaiqui. Su nombre significa “subir una altura”. Nunca más atinada la acepción para una comunidad que suele caminar cuesta arriba para conseguir sus objetivos.
Desde su inicio, el camino de Clemente no fue sencillo. Azotado por la falta de tierras y las escasas oportunidades que le brindaron sus coterráneos, el referente toba dejó su Chaco natal en busca de un futuro mejor.
Tras un lapso de vida cuasi nómade, el hombre, junto a su esposa y sus dos hijos, recaló en Fuerte Apache, en 1988. “Dejamos nuestro lugar, pero nunca abandonamos la causa indígena”, sostiene López, con el pecho inflado. En ese complejo de viviendas precarias porteño, Clemente comenzó a reunirse con sus “hermanos” –tal como se llaman entre sí– y empezó a gestar la comunidad.
“Me di cuenta que había mucha gente de mi pueblo acá. Ellos tuvieron el mismo problema y salieron de la provincia. Por eso, cuando estaba en Fuerte Apache, formé una cooperativa”, explica.
De a poco, el trabajo toba fue tomando trascendencia y su punto más álgido llegó cuando Luis Landriscina invitó a Clemente a su programa en Radio Nacional para dialogar sobre la organización.
La visita al conductor chaqueño significó la apertura hacia la puerta mayor para la comunidad toba. Tras su participación en la emisora pública, el Obispado de Morón se contactó con los indígenas y les cedió cuatro hectáreas de tierras en Presidente Derqui. Así, tras disolver la cooperativa y obtener la personería jurídica comunitaria, los tobas se instalaron en esa zona, que casi se “cae” del partido de Pilar, pero que ellos llaman hogar. También, desde ese momento, se inauguró el mandato de López, electo cacique por sus compañeros de ruta.
Esas tierras, inhóspitas y alejadas de los centros urbanos, fueron recibidas como una bendición por los tobas. Ser agradecidos es una de sus características más evidentes. Una ayuda, un aporte, hasta una visita son motivo de reconocimiento para esta comunidad que celebra con el simple hecho de ser visibilizados.
Llegar al lugar no es sencillo, al menos para los que desconocen la zona. El ingreso al barrio es por la única calle asfaltada, Bahía Darbel, que entra desde la ruta 234 bordeando el destacamento policial. En la parte frontal del predio se encuentra el barrio Santa Ana, uno de los sectores pobres de Presidente Derqui. Casas bajas de material, pero bien arregladas acompañan esos 400 metros de ingreso al poblado, que cuenta con un “potrero” desgastado para los más chicos.
En la parte trasera, con una división imaginaria muy clara trazada por la calle Sarmiento, comienza el barrio toba. Casas de ladrillos, aunque sin puertas, en varios casos; calles destrozadas, de puro barro; y una canchita disponible solo para los días soleados son algunas de las características del poblado indígena.
La casa de Clemente López está ubicada en el inicio de la barriada, sobre el camino pavimentado. Beneficios de ser cacique, quizás. En tal caso, es la única ventaja. El resto de su vivienda no se diferencia de las otras 31 que completan el esquema original de la comunidad. Además, hay otras 10 familias que arribaron hace poco y habitan en ranchos de chapa. Para ellos, existe una esperanza: miembros de la ONG “Un Techo para mi País” recorrieron el lugar y propondrán la construcción de esa decena de casas.
“Hay muchas necesidades en el barrio”, admite López. Esa realidad queda a la vista. Las falencias estructurales de las casas, el deterioro de los caminos y algunas roturas en los dos salones con los que cuenta la comunidad para realizar actividades son algunos ejemplos. Sin embargo, esos aspectos no preocupan al cacique. En todo caso, entre todos, buscarán la forma de mejorar la infraestructura. En sus palabras, el referente toba apunta a otros dos puntos, no materiales: el trabajo y la educación.
Buena parte de los proyectos a futuro están orientados hacia esos dos tópicos. “Presentamos varias propuestas para hacer algún taller de herrería o capacitación en electricidad. También de panadería. Lamentablemente, no tuvimos respuesta”, indicó, con una mueca de decepción. La medida que sí avanza es la creación de un taller de costura como salida laboral para las mujeres de la población.
No obstante, su preocupación son los jóvenes. El ceño se le frunce y la sonrisa se esconde cuando piensa en cómo darles mayores posibilidades a los habitantes de menor edad. “Estamos pensando en los jóvenes, que van a pedir trabajo y les solicitan experiencia. Me gustaría que estén capacitados en un oficio. El mejor camino que pueden tener los chicos es estar educados. Por eso, queremos darles talleres. Tenemos los salones para eso”, señala López.
Esos dos galpones, por ahora vacíos, son el patrimonio más preciado de la comunidad. Su obtención fue producto de la gestión del líder toba. Y, a pesar de las falencias, esas instalaciones permiten que Derqui sea una plaza elegida para la organización de encuentros. Así ocurrió el domingo 28 de abril de este año cuando, con motivo del cierre de la semana de los pueblos originarios, representantes de distintas comunidades indígenas se reunieron en tierras pilarenses.
En esa oportunidad, llegaron a la localidad distintos referentes de poblados tobas de General Pacheco, La Plata y Marcos Paz, dirigentes guaraníes de Moreno y José C. Paz, el cabecilla Kolla de Mar del Plata y la secretaria ejecutiva del Consejo de Asuntos Indígenas bonaerense, Gabriela Comuzio. Los festejos sirvieron también para que López exhibiera su flamante ingreso al Consejo Indígena de Buenos Aires (CIBA), cargo al que accedió en febrero último. Su labor es representar a las 14 comunidades tobas de la provincia, tarea que conjuga con las “changas” en la construcción y la pintura, y la elaboración de artesanías.
Sin el despliegue y la parafernalia de los aparatos partidarios, el acto en Derqui no dejó de ser político. Los distintos representantes indígenas viajaron kilómetros para llegar, aunque no lo hicieron en avión o helicóptero, sino que llegaron manejando sus autos, algunos de ellos bastante destartalados. Los “militantes”, que no eran más de 50, también entonaron sus cánticos, aunque al ritmo del arpa de un desaliñado pero destacado músico autóctono. También se ofrecieron choripanes, pero había que pagarlos, al igual que el locro y las empanadas. Hubo discursos, pero sin aplaudidores. Se trata de la política en su estado más puro.
El objetivo del encuentro era simple y visible: más allá de la celebración, los caciques querían delinear la presentación del proyecto para la creación de la secretaría provincial de Asuntos Indígenas. La propuesta es hija de una comunión entre las tribus nunca antes vista. “Por primera vez nos estamos uniendo. Eso da mucha fuerza. La secretaría da para más. No está de más agarrar, pero que la persona en ese lugar esté bien preparada y entienda la causa indígena. Si no, nos tienen como pantalla”, advierte López, con mesurado entusiasmo.
Esa última frase refleja un temor con el que conviven a diario los representantes de las comunidades: el miedo a ser usados por el poder. Sin embargo, en esta relación, los líderes indígenas actúan con el pragmatismo y la “cintura” de cualquier gobernante experimentado. Prestarse para el juego político es una licencia necesaria para conquistar algunos beneficios. No obstante, la línea entre uso y abuso es muy fina y los cabecillas de los pueblos originarios hacen equilibrio en ella. Por eso, López –que a esta altura ya mostró dotes de hábil declarante pese a su lenguaje poco florido y su tono adormilado – aclara: “Nosotros hacemos política comunitaria. Conozco la política de mi pueblo, la otra no. No está de más aprender, rescatar lo bueno y descartar lo malo”.
Cuando Clemente habla de “lo malo”, su rostro se enseria y se invadido por la angustia. “Lo malo” de la política golpea duro a su comunidad y hasta mata. La herida duele, aún a 1100 kilómetros de distancia. En sus últimos viajes al Chaco, López vivió de cerca los ataques sufridos por sus compatriotas a manos del Gobierno nacional y popular del “presidenciable” Jorge Capitanich. “Es terrible lo que está pasando dentro de nuestra comunidad. La necesidad es muy grande, pero el miedo es que siempre que reclamamos, hay un muerto. No queremos venganza, solo justicia. No tengo palabras para explicar bien”, señaló, con un nudo en la garganta.
Más allá del tiempo transcurrido, el arraigo del cacique derquino con su tierra natal sigue existiendo. Poco importa que haya sido expulsado como si fuera un perro, él vuelve periódicamente para conocer la realidad de los qom y ayudarlos de alguna manera. Aún cuando recuerda el maltrato que sufría de sus compañeros en la escuela o la discriminación a manos de otros chaqueños, el hombre siempre sonríe al rememorar su vida en la provincia norteña.
En su última vuelta, López fue acompañado por su hija Sandra, quien desde principios de año integra la Mesa Coordinadora Nacional. A través de las gestiones de ella, los tobas del Impenetrable chaqueño tendrán representantes en ese organismo por primera vez. Al contar esta novedad, el líder de la comunidad pilarense recupera el brillo en los ojos y parece no caber en sí: su niña es su orgullo más grande.
Sandra es la principal aliada de Clemente en la lucha por visibilizar la causa indígena. Son militantes activos en esa cruzada y sus acciones se orientan en ese sentido. Él heredó un pensamiento que le quedó marcado a fuego: “Nunca hay que negar nuestro origen porque sería negar todo un pueblo”. En ese camino, López exploró una veta artística que lo llevó a escribir un libro y participar en dos películas.
El cacique devenido en artista lanzó a fines de 2012, junto a Sandra y su hijo Nahuel, el libro “Daviaxaiqui”, de la editorial Nahuatonaxanaxac. Se trata de una publicación cruda, con historias de la conformación de la comunidad derquina y, también, leyendas chaqueñas. Asimismo, de la mano del director Diego Rafecas, López también incursionó en el mundo del cine. El líder toba tuvo una participación en la película “Un Buda”, estrenada en 2005.
Sin embargo, Rafecas dobló la apuesta y, desde fines del año pasado, está filmando “Ley Primera (La Leyenda del Gran Chamán)”, una historia que está siendo rodada en tres idiomas: español, inglés y qom. A través de la magia del cine, el director unirá New York, Chaco y Derqui, de la mano del celuloide. Asimismo, cuando salga a la luz el film, López y varios hermanos de su comunidad compartirán pantalla con Norma Aleandro, Tomás Fonzi, Rodrigo de la Serna, Luis Luque y hasta el ex “James Bond”, Pierce Brosnan.
La grabación en tierras derquinas culminó en febrero último. Las casas bajas, las calles deterioradas y los salones maltrechos fueron algunos de los lugares que quedaron eternizados en la cinta. También el mural pintado en el ingreso al barrio, sobre el paredón de uno de los galpones. Ahora, Rafecas continúa su trabajo en las otras locaciones. Todavía no hay una fecha de estreno prevista. La movilización del lugar fue importante, pero cuando se refiere a esa experiencia insólita, López no desata su ego ni se emociona por demás. Por momentos, hasta parece restarle importancia a una chance que más de uno desearía con fervor. “Son cosas que ayudan a difundir. Es una experiencia más para nosotros. Es raro participar porque tenés que estar parado por muchas horas y te hacen repetir varias veces. Pero nos divertimos y lo bueno es que les pagaron a los hermanos por su participación”, cuenta el cacique derquino sobre la inédita historia.
Pero las luces no marean a Clemente. El referente toba asume cada oportunidad con naturalidad, la aprovecha y sigue su camino. Esa fórmula la repite hace 25 años y en la comunidad nadie discute su liderazgo. No se debate por la reelección indefinida. Pero el cansancio es cada vez más grande. Solo el físico y la mente le generan dudas a López. “Hay momentos que digo ‘hasta acá llegué’. Todo lo que hacemos es un trabajo impago. Es muy difícil la vida de un dirigente. Pero no puedo decir que a veces quiero dejar. Evito contárselo a los jóvenes porque parece que me estuviera acobardando”, reconoce el cacique, con cruda sinceridad.
Sin embargo, renunciar no es una opción. No figura en su ADN toba. El cacique toma aire y sigue, inclaudicable. La lucha es constante, diaria, desgastante. Pero Daviaxaiqui la asume sin chistar y renueva cada día el desafío de “subir una altura”, siempre con la sonrisa pintada al rostro.

López, en su casa de Presidente Derqui
López, en su casa de Presidente Derqui

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jueves, 11 de julio de 2013

EL LEON QUIERE DEJAR DE RUGIR EN LA “D”

Luego de seis años en la última categoría del fútbol argentino, el club del oeste afronta la etapa definitoria para poder darse el gusto de escaparle a la Primera D

Es 20 de abril, fecha 29 del torneo de Primera D. La localidad de Ituzaingó vive un día más que agradable. El reloj dice que pasaron algunos minutos de las 15 hs. El local se viste para recibir en su estadio de Pacheco y Mariano Acosta a Leandro N. Alem, el “lechero” (el club es oriundo de General Rodríguez, cuna de “La Serenísima”, de allí que ligó ese apodo), equipo con el que hay una rivalidad especial, casi clásica. Todo se sucedía como debe ser, con los tópicos normales. Hasta que, luego de que Portillo convirtiera el 1-0 para el visitante a diez minutos del final, a una facción de la hinchada local se le ocurre recrear el mítico final del skecht de finales de los '90 de Videomatch, llamado “Deportes en el Recuerdo”: “la hecatombe, la debacle total. Una seguidilla de hechos bochornosos que incluye a los hinchas, la policía…” destrozando patrulleros y el micro que devolvería al plantel de Alem a su sede.
El técnico de Ituzaingó es Jorge Troncoso. Se mira con un muchacho de campera, su ayudante de campo, el seguidor de este sueño, que  no es más que su hijo Damián. Jorge se agarra la cabeza, Damián mira atónito, los suplentes salen corriendo del banco de relevos con un resorte, cual payaso de una caja de sorpresas. El partido debió suspenderse a los 35 minutos del segundo tiempo, dejando a merced de la Asociación del Fútbol Argentino una decisión; semanas más tarde, resolvió dar por terminado el partido con el resultado que tenía y sancionar a Ituzaingó negándole la localía en su estadio hasta el final de la temporada en curso y, además, prescindirá de la presencia de sus fanáticos.
Faltan cinco fechas para que el torneo finalice, el cual depositará en Primera C al campeón, el líder es Argentino de Rosario que lleva una amplia ventaja, casi indescontable, pero el “león” de Ituzaingó tiene otra posibilidad: ubicarse entre el segundo y el quinto de la tabla para jugar un reducido. Situación bastante posible de suceder, pero deberá afrontar las dos fechas que le corresponden de local en el estadio del club Liniers, ubicado en el barrio de San Justo a unos diez kilómetros de Ituzaingó.
El torneo avanza con las fechas pautadas sin ningún sobresalto. Las holgadas victorias frente a Deportivo Paraguayo y al líder rosarino, lo ponen al borde de entrar al G4: el reducido. La siguiente fecha es con Claypole, que de ganar sería la confirmación definitiva de clasificar, pero una derrota en campo ajeno postergaría el objetivo. Marcos Zampini abre el marcador para el verde del oeste, pero Rial y Ledesma, por duplicado, dilatan el festejo y decretan un 3-1 final. No obstante, siete días más tarde es el turno de enfrentar a Deportivo Riestra por la penúltima fecha, un rival que ya logró su clasificación, por lo que estará en el “Grupo de los 4”. De ganar habrá que esperar el final del torneo para luchar por un lugar en la C, luego de seis años.
El lunes es la vuelta a los entrenamientos y los Troncoso hacen una reunión en la mitad de la cancha en la previa del mismo. Jorge se pone al frente de la charla recalcando enfáticamente que: “éste sábado es el día, no se nos puede escapar más, así que mentalícense que el sábado no hay otra opción que ganar”. La seriedad y firmeza con la que habla, la parquedad de su rostro ajado por los sesenti que ya vivió, sumada al revoleo de manos para reforzar su discurso, hacen que parezca un director de orquesta.
La arenga termina y es el tiempo de trabajar el partido. Los DT, a dos días del partido, ponen en cancha el equipo que sería titular. El metódico Damián y el efusivo Jorge piensan que un solo cambio en la defensa sería lo correcto para afrontar el encuentro con el equipo porteño y deberían seguir en él, Nicolás Paz y el de apellido ilustre en la ciudad, Matías Gelpi, famoso doctor de la zona, a dos cuadras de la cancha una calle lleva su nombre.
Es sábado, la sede del club recibe a unas docenas de hinchas para vivir el encuentro en compañía. Antonio, socio vitalicio de la institución, uno de los 200 y algo de socios, se acomoda la boina y saluda a César, el famoso buffetero, que en días de acción futbolística se lo ve por los tablones de la platea local gritando “hay coca, hay coca”. Ambos estuvieron en la cancha el día del ascenso al Nacional B en 1992, máximo logro del club. “Poné la radio pibe”, le grita Antonio, mientras César trata de sintonizar “La voz del León”, el programa partidario de Ituzaingó que sale por FM 88.5 “La Nueva Argentina”. Tras 40 minutos de juego, el volante izquierdo Nicolás Paz convierte el único gol del encuentro y logra clasificar al verde al ansiado reducido. Los pocos que se acercaron al club están felices de estar en el selecto grupo. El júbilo es enorme, pero medido a la vez, se sabe que no se ganó nada y más aún con los antecedentes de hace diez años, ya que estuvo en la misma situación y perdió la oportunidad tres ocasiones consecutivas.
Una semana más tarde, se consuma la derrota con Central Ballester en calidad de visitante, un traspié que no duele. El “verde” ya está en las semifinales del reducido y ganar, empatar o perder en la última fecha no modifica en nada las posiciones, de hecho los Troncoso guardan a sus figuras. El criterio de los enfrentamientos es, según la tabla final de posiciones, el segundo enfrentará al quinto, mientras que el tercero al cuarto. Ambos duelos se jugarán en los dos campos de juego con la ventaja de que quienes finalizaron mejor a lo largo de la temporada definirá de local. Esto se traduce en: Deportivo Riestra – Juventud Unida y San Martín de Burzaco Ituzaingó y los cruces de ida están pautados para el primer día de junio.
Otra vez lunes, otra vez reunión pre entrenamiento. “Es donde queríamos estar hace un año cuando nos mentalizamos en ascender, depende de nosotros”, palabras más, palabras menos, es lo que la dupla padre-hijo remarcan una y otra vez, con tono tranquilo, como si confiaran ciegamente en sus muchachos. Uno de ellos es Matías Gelpi, nieto del doctor Idélico Gelpi, quien fuera, además de un galeno reconocido de la zona, el presidente del club Gimnasia y Esgrima de Ituzaingó y de la Cooperadora que facilitó la construcción del campo de deportes de la escuela primaria ex Nº6, hoy Nº1.
Matías aguarda el final de la práctica con los brazos en jarra y casi con la lengua afuera. Con un gorro de lana negro para apaciguar el frescor de final de un otoño tibio, jogging largo y buzo, azul francia en composé, todo por debajo de la remera blanca de entrenamiento del club, sponsorizada por todos lados. Sobresalen “La Franco Argentina” (venta de automóviles), el “Traverso” (alimento para mascotas) y el ya conocido “Sport 2000”, que desde hace 10 años viste al club. Se despabila bastante, la última noche se quedó hasta después de hora para preparar las materias de su carrera, que no podría ser otra que la que lleva en sus genes: medicina.
La dupla Troncoso-Troncoso no tiene bajas en el equipo para afrontar la ida de las semifinales -de local, pero en el “Juan Antonio Arias” de Liniers- por lo que dispondrán de su “Dream Team” para enfrentar al equipo del sur bonaerense.
Partido parejo, ajedrecístico, no hay muchas opciones de gol y ninguno de los dos puede quebrar el cero. Resultado final: 0-0. En 10 días se sabrá quién jugará la final del reducido.
Hay que armar el equipo para la vuelta, se perdió una gran oportunidad. San Martín tiene la ventaja de definir de local, otro empate desembocaría en la “lotería de los penales”. Sólo dos cambios: Abel Oroná y Agustín Dallera en lugar de Héctor Escobar y Nicolás Paz, respectivamente. El estadio completo. La parcialidad burzaquense tiene las mejores expectativas, pero un penal en el final del primer tiempo para Ituzaingó le cambia los planes. Marcos Zampini, goleador del equipo del oeste, intercambia la pena máxima por gol. En la sede del club, Antonio revolea su boina. El verde está logrando el pasaje.
El trámite de la segunda mitad es favorable al local y Mauricio Soto, luego de siete minutos de comenzado, empata el partido. Otra vez a los penales. Pero una escapada de Zampini le da la victoria definitiva al león del oeste. Qué fuerte que se grita el gol. La gente que pasa por la sede mira para adentro y no entiende nada, no entiende porque están las sillas tiradas y las mesas desacomodadas. Todos se abrazan con todos. Grandes con chicos, es que Ituzaingó se clasificó a la final del reducido
Deportivo Riestra ya había eliminado a Juventud Unida por penales. Es el próximo rival. Primero en Tres de Febrero, la casa de Justo José de Urquiza, donde Ituzaingó hará de local y luego en Flores.
Mismo ritual en la sede, pero con más gente, es la final. “Qué partido chivo” dice Antonio. Tiene razón, la primera etapa finaliza sin goles y muy trabada. Luego del descanso, el visitante pierde un hombre. El central derecho, Leandro Moreyra es expulsado. Los nervios del local les empiezan a hacer marca personal a cada jugador. Se corea, con música de "La mona" Jiménez: "Ituzaingo (con acento en la "a", para que rime mejor) hoy te vinimo' a ver ponga ‘guevo’ hoy no pode 'perde'. Te llevamo' dentro del corazón, esta hinchada se merece ser campeón". Hasta que a menos de diez para el final, "el Coni" Matías Vallejos recibe una pelota en el borde del área y la acomoda al lado del poste derecho del arquero rival y sella el 1-0, que a la postre será el definitivo. Faltan 90 minutos para que el sueño se haga realidad.
Feriado puente de junio, comienza el invierno, el aliento que reciben los jugadores es inacabable e insoportable. Llegan las banderas verdes y los bombos, Ituzaingó se prepara para una fiesta. Todo antes de embarcarse en el micro que los deposite en la cancha de Riestra, esa que se ve desde el "Nuevo Gasómetro" de San Lorenzo. Algunos se fueron hasta la puerta de la cancha. Pero se acabaron los análisis, la "C" sólo recibirá a uno de los dos.
La sede de la calle Rondeau sigue con los cánticos, las banderas y el optimismo, pero al cabo de media hora Riestra se adelanta por duplicado y el ascenso se está escapando, hay que hacer un gol para llegar a los penales. En el oeste, en el segundo tiempo, todo el fervor y el entusiasmo de la previa del partido se esfumó, la desolación es cada vez más grande, varios pibes muerden rosarios y cadenitas, aunque nadie cree en los milagros. El juez adiciona los tres minutos habituales al tiempo reglamentario. En el segundo de ellos, Nicolás Paz llena el alma de esperanza a Ituzaingó. 1-2 y a los penales.
Toda la fe está en Matías Lescano, arquero del verde: el "olé, olé, olé, olé, Mati, Mati" es generalizado. El local comienza la serie. Tras dos penales cada uno, el marcador está igualado, hasta que "Mati" le detiene el penal a Cueto, pero Bevcar no puede aprovecharlo. Luego de los cinco penales iniciales, están 4-4, comienza la muerte súbita. El que falle, estará condenado a seguir otra temporada en la "D". Un penal para cada uno los deja 5-5. En Riestra se prepara el zurdo Bruno Maffoni y otra vez, la hinchada con el "Mati, Mati". Lescano elige bien y le detiene el penal. Ahora el que tiene la presión es Luís "el Negro" Presentado, central izquierdo, casi con asistencia perfecta. Patea a la derecha del arquero, quien adivina el lugar, pero no acierta. Es gol y es ascenso. Estruendo en el club del oeste. Todos los muchachos forman una montaña de personas abajo del “Negro” Presentado que está abajo de todos. Ituzaingó se abraza al ascenso y no quiere soltarlo.
Festejos, festejos y más festejos. En la cancha y el vestuario, jugadores y cuerpo técnico. La sede, las afueras del estadio y hasta en la autopista siguiendo al micro de los jugadores que se trasladaba a paso de hombre. Antonio llora, los pibes no paran de gritar, despliegan una bandera que dice: “graCias”. La gente de Ituzaingó se contagia de la alegría de los hinchas. Cada coche mete su bocinazo. Ya no hay sol, es "el día más corto del año", pero la alegría es la más larga. El barrio está convulsionado. Porque por fin, Ituzaingó es de la "C".

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