jueves, 11 de julio de 2013

EL LEON QUIERE DEJAR DE RUGIR EN LA “D”

Luego de seis años en la última categoría del fútbol argentino, el club del oeste afronta la etapa definitoria para poder darse el gusto de escaparle a la Primera D

Es 20 de abril, fecha 29 del torneo de Primera D. La localidad de Ituzaingó vive un día más que agradable. El reloj dice que pasaron algunos minutos de las 15 hs. El local se viste para recibir en su estadio de Pacheco y Mariano Acosta a Leandro N. Alem, el “lechero” (el club es oriundo de General Rodríguez, cuna de “La Serenísima”, de allí que ligó ese apodo), equipo con el que hay una rivalidad especial, casi clásica. Todo se sucedía como debe ser, con los tópicos normales. Hasta que, luego de que Portillo convirtiera el 1-0 para el visitante a diez minutos del final, a una facción de la hinchada local se le ocurre recrear el mítico final del skecht de finales de los '90 de Videomatch, llamado “Deportes en el Recuerdo”: “la hecatombe, la debacle total. Una seguidilla de hechos bochornosos que incluye a los hinchas, la policía…” destrozando patrulleros y el micro que devolvería al plantel de Alem a su sede.
El técnico de Ituzaingó es Jorge Troncoso. Se mira con un muchacho de campera, su ayudante de campo, el seguidor de este sueño, que  no es más que su hijo Damián. Jorge se agarra la cabeza, Damián mira atónito, los suplentes salen corriendo del banco de relevos con un resorte, cual payaso de una caja de sorpresas. El partido debió suspenderse a los 35 minutos del segundo tiempo, dejando a merced de la Asociación del Fútbol Argentino una decisión; semanas más tarde, resolvió dar por terminado el partido con el resultado que tenía y sancionar a Ituzaingó negándole la localía en su estadio hasta el final de la temporada en curso y, además, prescindirá de la presencia de sus fanáticos.
Faltan cinco fechas para que el torneo finalice, el cual depositará en Primera C al campeón, el líder es Argentino de Rosario que lleva una amplia ventaja, casi indescontable, pero el “león” de Ituzaingó tiene otra posibilidad: ubicarse entre el segundo y el quinto de la tabla para jugar un reducido. Situación bastante posible de suceder, pero deberá afrontar las dos fechas que le corresponden de local en el estadio del club Liniers, ubicado en el barrio de San Justo a unos diez kilómetros de Ituzaingó.
El torneo avanza con las fechas pautadas sin ningún sobresalto. Las holgadas victorias frente a Deportivo Paraguayo y al líder rosarino, lo ponen al borde de entrar al G4: el reducido. La siguiente fecha es con Claypole, que de ganar sería la confirmación definitiva de clasificar, pero una derrota en campo ajeno postergaría el objetivo. Marcos Zampini abre el marcador para el verde del oeste, pero Rial y Ledesma, por duplicado, dilatan el festejo y decretan un 3-1 final. No obstante, siete días más tarde es el turno de enfrentar a Deportivo Riestra por la penúltima fecha, un rival que ya logró su clasificación, por lo que estará en el “Grupo de los 4”. De ganar habrá que esperar el final del torneo para luchar por un lugar en la C, luego de seis años.
El lunes es la vuelta a los entrenamientos y los Troncoso hacen una reunión en la mitad de la cancha en la previa del mismo. Jorge se pone al frente de la charla recalcando enfáticamente que: “éste sábado es el día, no se nos puede escapar más, así que mentalícense que el sábado no hay otra opción que ganar”. La seriedad y firmeza con la que habla, la parquedad de su rostro ajado por los sesenti que ya vivió, sumada al revoleo de manos para reforzar su discurso, hacen que parezca un director de orquesta.
La arenga termina y es el tiempo de trabajar el partido. Los DT, a dos días del partido, ponen en cancha el equipo que sería titular. El metódico Damián y el efusivo Jorge piensan que un solo cambio en la defensa sería lo correcto para afrontar el encuentro con el equipo porteño y deberían seguir en él, Nicolás Paz y el de apellido ilustre en la ciudad, Matías Gelpi, famoso doctor de la zona, a dos cuadras de la cancha una calle lleva su nombre.
Es sábado, la sede del club recibe a unas docenas de hinchas para vivir el encuentro en compañía. Antonio, socio vitalicio de la institución, uno de los 200 y algo de socios, se acomoda la boina y saluda a César, el famoso buffetero, que en días de acción futbolística se lo ve por los tablones de la platea local gritando “hay coca, hay coca”. Ambos estuvieron en la cancha el día del ascenso al Nacional B en 1992, máximo logro del club. “Poné la radio pibe”, le grita Antonio, mientras César trata de sintonizar “La voz del León”, el programa partidario de Ituzaingó que sale por FM 88.5 “La Nueva Argentina”. Tras 40 minutos de juego, el volante izquierdo Nicolás Paz convierte el único gol del encuentro y logra clasificar al verde al ansiado reducido. Los pocos que se acercaron al club están felices de estar en el selecto grupo. El júbilo es enorme, pero medido a la vez, se sabe que no se ganó nada y más aún con los antecedentes de hace diez años, ya que estuvo en la misma situación y perdió la oportunidad tres ocasiones consecutivas.
Una semana más tarde, se consuma la derrota con Central Ballester en calidad de visitante, un traspié que no duele. El “verde” ya está en las semifinales del reducido y ganar, empatar o perder en la última fecha no modifica en nada las posiciones, de hecho los Troncoso guardan a sus figuras. El criterio de los enfrentamientos es, según la tabla final de posiciones, el segundo enfrentará al quinto, mientras que el tercero al cuarto. Ambos duelos se jugarán en los dos campos de juego con la ventaja de que quienes finalizaron mejor a lo largo de la temporada definirá de local. Esto se traduce en: Deportivo Riestra – Juventud Unida y San Martín de Burzaco Ituzaingó y los cruces de ida están pautados para el primer día de junio.
Otra vez lunes, otra vez reunión pre entrenamiento. “Es donde queríamos estar hace un año cuando nos mentalizamos en ascender, depende de nosotros”, palabras más, palabras menos, es lo que la dupla padre-hijo remarcan una y otra vez, con tono tranquilo, como si confiaran ciegamente en sus muchachos. Uno de ellos es Matías Gelpi, nieto del doctor Idélico Gelpi, quien fuera, además de un galeno reconocido de la zona, el presidente del club Gimnasia y Esgrima de Ituzaingó y de la Cooperadora que facilitó la construcción del campo de deportes de la escuela primaria ex Nº6, hoy Nº1.
Matías aguarda el final de la práctica con los brazos en jarra y casi con la lengua afuera. Con un gorro de lana negro para apaciguar el frescor de final de un otoño tibio, jogging largo y buzo, azul francia en composé, todo por debajo de la remera blanca de entrenamiento del club, sponsorizada por todos lados. Sobresalen “La Franco Argentina” (venta de automóviles), el “Traverso” (alimento para mascotas) y el ya conocido “Sport 2000”, que desde hace 10 años viste al club. Se despabila bastante, la última noche se quedó hasta después de hora para preparar las materias de su carrera, que no podría ser otra que la que lleva en sus genes: medicina.
La dupla Troncoso-Troncoso no tiene bajas en el equipo para afrontar la ida de las semifinales -de local, pero en el “Juan Antonio Arias” de Liniers- por lo que dispondrán de su “Dream Team” para enfrentar al equipo del sur bonaerense.
Partido parejo, ajedrecístico, no hay muchas opciones de gol y ninguno de los dos puede quebrar el cero. Resultado final: 0-0. En 10 días se sabrá quién jugará la final del reducido.
Hay que armar el equipo para la vuelta, se perdió una gran oportunidad. San Martín tiene la ventaja de definir de local, otro empate desembocaría en la “lotería de los penales”. Sólo dos cambios: Abel Oroná y Agustín Dallera en lugar de Héctor Escobar y Nicolás Paz, respectivamente. El estadio completo. La parcialidad burzaquense tiene las mejores expectativas, pero un penal en el final del primer tiempo para Ituzaingó le cambia los planes. Marcos Zampini, goleador del equipo del oeste, intercambia la pena máxima por gol. En la sede del club, Antonio revolea su boina. El verde está logrando el pasaje.
El trámite de la segunda mitad es favorable al local y Mauricio Soto, luego de siete minutos de comenzado, empata el partido. Otra vez a los penales. Pero una escapada de Zampini le da la victoria definitiva al león del oeste. Qué fuerte que se grita el gol. La gente que pasa por la sede mira para adentro y no entiende nada, no entiende porque están las sillas tiradas y las mesas desacomodadas. Todos se abrazan con todos. Grandes con chicos, es que Ituzaingó se clasificó a la final del reducido
Deportivo Riestra ya había eliminado a Juventud Unida por penales. Es el próximo rival. Primero en Tres de Febrero, la casa de Justo José de Urquiza, donde Ituzaingó hará de local y luego en Flores.
Mismo ritual en la sede, pero con más gente, es la final. “Qué partido chivo” dice Antonio. Tiene razón, la primera etapa finaliza sin goles y muy trabada. Luego del descanso, el visitante pierde un hombre. El central derecho, Leandro Moreyra es expulsado. Los nervios del local les empiezan a hacer marca personal a cada jugador. Se corea, con música de "La mona" Jiménez: "Ituzaingo (con acento en la "a", para que rime mejor) hoy te vinimo' a ver ponga ‘guevo’ hoy no pode 'perde'. Te llevamo' dentro del corazón, esta hinchada se merece ser campeón". Hasta que a menos de diez para el final, "el Coni" Matías Vallejos recibe una pelota en el borde del área y la acomoda al lado del poste derecho del arquero rival y sella el 1-0, que a la postre será el definitivo. Faltan 90 minutos para que el sueño se haga realidad.
Feriado puente de junio, comienza el invierno, el aliento que reciben los jugadores es inacabable e insoportable. Llegan las banderas verdes y los bombos, Ituzaingó se prepara para una fiesta. Todo antes de embarcarse en el micro que los deposite en la cancha de Riestra, esa que se ve desde el "Nuevo Gasómetro" de San Lorenzo. Algunos se fueron hasta la puerta de la cancha. Pero se acabaron los análisis, la "C" sólo recibirá a uno de los dos.
La sede de la calle Rondeau sigue con los cánticos, las banderas y el optimismo, pero al cabo de media hora Riestra se adelanta por duplicado y el ascenso se está escapando, hay que hacer un gol para llegar a los penales. En el oeste, en el segundo tiempo, todo el fervor y el entusiasmo de la previa del partido se esfumó, la desolación es cada vez más grande, varios pibes muerden rosarios y cadenitas, aunque nadie cree en los milagros. El juez adiciona los tres minutos habituales al tiempo reglamentario. En el segundo de ellos, Nicolás Paz llena el alma de esperanza a Ituzaingó. 1-2 y a los penales.
Toda la fe está en Matías Lescano, arquero del verde: el "olé, olé, olé, olé, Mati, Mati" es generalizado. El local comienza la serie. Tras dos penales cada uno, el marcador está igualado, hasta que "Mati" le detiene el penal a Cueto, pero Bevcar no puede aprovecharlo. Luego de los cinco penales iniciales, están 4-4, comienza la muerte súbita. El que falle, estará condenado a seguir otra temporada en la "D". Un penal para cada uno los deja 5-5. En Riestra se prepara el zurdo Bruno Maffoni y otra vez, la hinchada con el "Mati, Mati". Lescano elige bien y le detiene el penal. Ahora el que tiene la presión es Luís "el Negro" Presentado, central izquierdo, casi con asistencia perfecta. Patea a la derecha del arquero, quien adivina el lugar, pero no acierta. Es gol y es ascenso. Estruendo en el club del oeste. Todos los muchachos forman una montaña de personas abajo del “Negro” Presentado que está abajo de todos. Ituzaingó se abraza al ascenso y no quiere soltarlo.
Festejos, festejos y más festejos. En la cancha y el vestuario, jugadores y cuerpo técnico. La sede, las afueras del estadio y hasta en la autopista siguiendo al micro de los jugadores que se trasladaba a paso de hombre. Antonio llora, los pibes no paran de gritar, despliegan una bandera que dice: “graCias”. La gente de Ituzaingó se contagia de la alegría de los hinchas. Cada coche mete su bocinazo. Ya no hay sol, es "el día más corto del año", pero la alegría es la más larga. El barrio está convulsionado. Porque por fin, Ituzaingó es de la "C".

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