jueves, 4 de agosto de 2011

La infidelidad ...¿Ceniza de un amor?

En “We don´t live here anymore”, Jonhn Curran muestra la vida de dos parejas amigas, unidas por algo más que el cariño. Con el pasar de los minutos, no todo es tan puro como parece. El adulterio y el juego de las apariencias existen. Unos ojos que no juzgan y una cabeza que entiende, en compañía de planos que hablan por sí solos y de buenas actuaciones, hacen que este film se aleje de lo cotidiano. Aunque un poco lenta al principio y con una estética que no presenta mayores sobresaltos, “We don´t live here anymore” es un film que cuánto más se aleja del común de las películas, más se acerca a la realidad. No busca establecer un juicio de valor sobre la infidelidad ni ser moralizadora, en cierta forma, de los actos de las personas. Simplemente describe, caracteriza y destapa al adulterio de manera tal, que ninguno de los involucrados resulta culpable sino más bien víctima de sus propias pulsiones. Para la conclusión de tal fin, creó a personajes como Edith (Naomi Watts) y Hank (Peter Krause) por un lado, en contraste con Terry (Laura Dern) y Jack (Mark Ruffalo) por otro. Vidas no sólo diferentes por el modo o rutina que llevan, sino por las cualidades que los hacen únicos. Hank, un hombre que parece perfecto, seductor e insensible frente al engaño de Edith, su mujer; quien por el contrario es dulce, apasionada y está dispuesta a todo con tal de seguir encontrándose con Jack, a escondidas. Ambos conforman lo que por fuera parece ser un matrimonio (casi) perfecto que, en lo más profundo, en realidad no lo es. Terry una ama de casa perezosa que gusta de tomar vino, frontal y sincera, sufrirá el despecho de ser engañada por quien considera “el amor de su vida”. Un cliché que, aunque utilizado en demasía en este tipo de películas, en esta tiene una connotación diferente. Por su parte, Jack encarna un hombre competitivo y envidioso con respecto a Hank, a quien siempre intentó superar. Aunque la pasión suele ser motor de sus acciones, la racionalidad no se aleja de su cabeza a la hora de la reflexión, se siente dolido por engañar a su mujer con Edith aunque es incapaz de pararlo y alejarse. Sin embargo, Jack y Terry tienen una conexión y una cualidad que será la que sorpresivamente de un giro inesperado en el final de la historia: no se mienten a ellos mismos sobre sus sentimientos y éstos serán lo que mueva a la historia a un final inesperado. Se reflejan cuatro personalidades que representan cuatro maneras distintas de encarar la infidelidad: un hombre totalmente desinteresado y que prefiere que su mujer vaya a buscar en otro lado lo que en su casa no encuentra; otro hombre que, conciente del mal que sabe que hace, sigue sus instintos; una mujer que sufre por el rechazo de su marido y que para despertar algo en él lo engaña y no teme en contárselo y finalmente otra mujer que, sin más remedio buscó en otro hombre lo que su cónyuge no le da. Sin embargo, “We don´t live here anymore” no pretende hacerse eco de una mirada moralista sobre las acciones de los hombres; sus personajes tampoco procuran provocar en el espectador una especie de identificación alguna, sino que su fin es mostrar una realidad que existe. A diferencia de todas los melodramas que asumen como eje el adulterio, la película de John Curran, fiel a su estética, presenta un final distinto e insospechado que se hace entender en uno de las últimas escenas: era costumbre de Jack andar en bicicleta, aunque en las escapadas para ver a Edith y en los paseos con sus hijos siempre se lo mostró de frente; en una de las últimas, el director optó por tomarlo de espaldas, como si su futuro de ahora en más fuera incierto, como si rompiera estructuras de la rutina que tan cansado lo tenían. Sufrimiento, desamor, engaño, frialdad y pasiones se harán presentes una y otra vez en toda la película. Sentimientos que pondrán a los personajes constantemente a prueba, quienes arrastrados por pulsiones y deseos no pondrán barreras a sus límites. Romperán cualquier esquema establecido y se internarán en un sinfín situaciones para poder tapar ese vacío que sienten.

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