jueves, 24 de junio de 2010

La batalla ajena

Domingo a la noche, cuando la mayoría de las personas viven los entretelones de lo que dejó una nueva fecha del fútbol local o preparan sus cosas para el comienzo de la jornada laboral al día siguiente, podemos abstraernos de la información deportiva y sentarnos frente al televisor para ver el magazine informativo “6, 7, 8” que se emite por Canal Siete. El programa lo conduce el periodista Luciano Galende, y lo acompañan como panelistas Orlando Barone, Sandra Russo, Carla Czudnowsky, Carlos Barragán y Cabito Masa Alcántara. Centrándose en la cobertura de los medios, intentan analizar los sucesos más importantes de la actualidad. El formato del programa es uno que en los últimos tiempos se ha venido repitiendo en la televisión argentina: el tratamiento de hechos relevantes mediante el material de archivo de distintos medios como informe, para luego ser tratado por los periodistas, con algún recurso humorístico. Si bien en principio la emisión luce como cualquier otra del mismo formato, con el correr de la misma va adquiriendo matices propios en el tratamiento de la información dejando entrever la ideología que manifiesta. Resulta de público conocimiento que el canal adopta una posición cercana a la del gobierno, por ende los informes y tratamientos que se realizan giran en torno a ese pensamiento. De este modo solo podemos observar una parte de la verdad en cuanto a los hechos importantes que se debaten en “6, 7, 8”, ya que la pública confrontación mediática y dialéctica entre el gobierno actual y el Grupo Clarín deja claras las posiciones adoptadas por las emisiones del canal estatal. Tomando el famoso dicho “más ciego es el que no quiere ver”, ¿podríamos decir que en la actualidad es más importante los intereses personales que la verdadera información? ¿En realidad es todo falacia lo que se dice en “6, 7, 8”? ¿Es posible crear una opinión tomando solo las emisiones de este programa? Antes, cuando se veía algún programa de este estilo o similar, había que hilar bien fino para intentar darme cuenta cuales eran los intereses en juego y por qué lado tomaba partido dicha emisión. Ahora, la dicotomía reinante entre el actual gobierno y el grupo multimedia es tan notoria que ninguna de las dos partes repara en intentar sutilezas a la hora de ejecutar opiniones, ni tampoco es necesario un extenso análisis para determinar los roles que adopta cada lado. El tema en cuestión es que tomando “6, 7, 8” uno puede ver que ciertos temas son tratados de forma creíble y justa, mientras que otros son analizados con una obstinación y descrédito llevado a límites extremos. Los temas que revelan datos alentadores hacia el gobierno son relevados de una forma extensa y celebrados por todos los que componen el panel periodístico, los informes que muestran lo contrario son tomados con descrédito y calificados de falsos apelando a la ironía humorística. El problema pasa por quienes quedan en el medio, que son los televidentes, que en su afán de informarse solo pueden observar como la información se parcializa en un modo conveniente y así generar dudas sobre la credibilidad del programa en cuestión, tomando partido en una batalla dialéctica que no es propia. De este modo “6, 7, 8” ofrece toda la información de un modo tendencioso, y ante el televidente queda la impresión de que la misma está manipulada cuando no es siempre así, ya que esos “datos alentadores” en algunas ocasiones son verdaderos, pero debido a la permanente visión “pro - gobierno” quedan con un gran descrédito. La muestra tan ostensible de partidismo que han tomado los medios hoy en día, ha logrado que el público dejara de creer en lo que está viendo, o como mínimo se pregunte por la cantidad de veracidad que puede contener las imágenes consumidas. Tomando esta consecuencia podríamos preguntar: ¿Donde ha quedado el valor de la información veraz y la imparcialidad? ¿Debemos resignarnos a convivir con esta confrontación ideológica? Haciendo este análisis personal recuerdo aquel refrán que dice “Que no te vendan gato por liebre”, porque si el objetivo es tan solo el simple hecho de informarse resulta conveniente consumir varios medios para sacar un análisis propio, así al tener en claro las ideas de ambos lados uno puede disfrutar sin el temor de ser influenciado o engañado. Ahora ya corren los primeros minutos del lunes, y podemos reírnos con el humor irónico que despliega “6, 7, 8” y a la vez sacar conclusiones. El juego sigue abierto, tanto para el oficialismo como para Clarín, y también para los televidentes, quienes podemos afirmar o negar lo que dice Carlos Barragán en su canción humorística, si es que “somos boludos” o no.

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