jueves, 4 de agosto de 2011

RUINAS DE SAN IGNACIO MINÍ

En pleno centro de la localidad de San Ignacio, a 60 kilómetros de Posadas, se puede apreciar un contraste entre la tierra colorada y el verde intenso de la tupida vegetación de selva misionera, que rodea el relieve de las Ruinas de la Reducción de San Ignacio Miní. Se trata de los restos de una civilización jesuítica, fundada por el padre Roque González de Santa Cruz, con el fin de evangelizar a los nativos guaraníes, allá por el año 1610.

San Ignacio Miní fue una de las 13 reducciones fundadas por los jesuitas españoles desde 1554.

Poco más de dos décadas después de la fundación, en 1631 para ser precisos, la mayor parte de las reducciones fueron bloqueadas y destruidas por los llamados “bandeirantes” paulistas (hombres que invadían territorios partiendo de San Paulo). Las únicas en resistir fueron las de San Ignacio y Nuestra Señora de Loreto. Aunque un año más tarde se trasladaron hacia la región de Paranaimá. Ese no sería su destino final, ya que en 1696 sufrieron nuevamente la represión de los “bandeirantes” y se instalaron cerca de la unión de los ríos Rayas y Paraná, límite de las Altas Misiones y las Bajas Misiones, donde hoy se pueden visitar. De ahí surge el nombre San Ignacio Miní, que significa “la menor” en guaraní.
En el siglo XVIII, la misión contaba con más de tres mil habitantes, además de una rica actividad artesanal y cultural, favorecida por su estratégica ubicación sobre el río Paraná. Pero en 1768, fue abandonada por completo y, finalmente, fue destruida por los paraguayos en 1817 para transformarse en lo que hoy se conoce como Ruinas de San Ignacio.
Las Reducciones Jesuiticas de San Ignacio, son una clara huella de la hazaña de los padres jesuitas, de evangelizar y educar el territorio que hoy se conoce como Misiones.
Las ruinas se terminaron de restaurar en forma total en 1940, lo que permite poder apreciarlas en la actualidad, siendo así un centro de peregrinación constante y un destacable atractivo turístico de la provincia de Misiones.
Dentro del territorio argentino, San Ignacio Miní, es la mejor conservada. Caminando entre las ruinas, una música barroca acompaña a los visitantes y los sumerge en un viaje en el tiempo, en el cual se puede imaginar cómo habrá sido la vida en las casitas de los indígenas y las viviendas de los jesuitas. Al recorrer, se puede apreciar una plaza central, rodeada de la Iglesia, la Casa de los Padres, el cementerio, las viviendas y el Cabildo. Además, se pueden observar algunas artesanías auténticas y recorrer establecimientos yerbateros y demás cultivos. Para que la visita sea entretenida e informativa, dentro de la construcción se encuentra un centro de interpretación que provee información sobre la historia y cultura de las misiones.

Las Ruinas Jesuíticas de la Misión de San Ignacio Miní, junto con las de Nuestra Señora de Loreto, Santa Ana y Santa María la Mayor (actualmente en Argentina) y São Miguel (Brasil) fueron declaradas Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco en 1984.

No hay comentarios:

Publicar un comentario