jueves, 4 de junio de 2009

Chema Madoz, fotógrafo

Tuve la oportunidad de observar una muestra de fotógrafos españoles durante una visita a la Escuela Argentina de Fotografía. La exposición no era “oficial” por cuanto sólo tenía fines didácticos pero de todas formas no dejaba de ser como corresponde: gigantografías e impresiones a gran escala, un folleto improvisado con breves reseñas de cada uno, y un detalle: todos fueron ganadores alguna vez del Premio Nacional de Fotografía que desde 1994 otorga el Ministerio de Cultura de España. En el amplio patio de la casona estilo colonial del barrio de Belgrano, convergían los trabajos del octogenario Joan Colom, pionero de las series fotográficas, con los sugerentes retratos marginales de Alberto García-Alix; y las antiquísimas tradiciones españolas de Bárbara Allende –conocida en el ambiente como Ouka Leele- frente a los agudos foto-reportajes de Cristina García Rodero. Todos dueños de una técnica depurada y fenomenal reconocidas. Sin embargo, al final del recorrido, y en un pequeño ambiente que hace las veces de cocina, había quedado Chema Madoz, un autor que no había podido ocupar su lugar en la galería, abrumada como estaba por sus compatriotas. La sensación que tuve en un primer momento fue que había sido adrede: su obra minimalista, de formas geométricas simples, con una preponderante naturaleza muerta, parece encajar perfecto con la decoración de una cocina y hasta supuse que no formaba parte de la exposición sino que era su lugar habitual. Un sumidero que funciona como seca platos; una rejilla por donde parece que se escurrió toda la humedad del mundo, una escalera que se sumerge en el espejo, en una versión libre del cuento de Lewis Carroll. Las imágenes se suceden otorgando nuevos sentidos para los objetos harto conocidos de la vida cotidiana y Madoz logra una mirada particular, que descoloca al espectador y tiene visos de humor. Recordé al filósofo y ensayista francés Jean Baudrillard, que si viviera, sería el primer crítico de Madoz. “El arte ya no es una forma excepcional, ahora la realidad banal se ha vuelto arte, arte fue una forma, y luego se volvió un valor, un valor estético, […] porque toda realidad se ha vuelto estética, hay una confusión entre arte y realidad, y el resultado de esta confusión es la hiperrealidad. Pero, en este sentido, no hay más diferencia radical entre arte y realismo. Y esto significa el fin del arte. Como forma, claro.” Chema Madoz (50) es madrileño y se destaca por la amplia popularidad que su obra despierta. No es un fotógrafo técnicamente dotado aunque destaca en el control de la luz como materia prima. Defensor del blanco y negro, tiene la capacidad de localizar y reagrupar los sentidos y significados de las cosas para reordenarlos en otros nuevos subyacentes. Prefiere trabajar con pocos recursos y es casi imposible individualizar más de dos o tres objetos en la misma composición. La dualidad es su marca registrada. En sus trabajos sobre semiótica, Roland Barthes recomendaba contextualizar los objetos fotografiados con los elementos de su entorno, para obtener su significación global. Madoz incita y estimula la percepción, y obliga a contextualizar en un marco diferente. Experiencias anteriores generan un sentido que puede variar constantemente a partir de otras nuevas, por cuanto sus objetos están en un contexto polifacético. Una idea que se parece mucho a la poesía, porque con fuerza, Madoz es esencialmente tropos. Metáforas fotográficas que en su opinión, están construidas de mala manera: “Quiero decir que mis objetos están construidos para ser fotografiados. No tienen empaque, ni una presencia cuando los ves físicamente. No hay un acabado maravilloso, solo un aspecto de ellos que vas a fotografiar es lo que funciona. Sacados de ese contexto funcionan en contadas ocasiones. Alguna vez también me ha ocurrido lo contrario: un objeto que es muy atractivo y que no funciona al ser fotografiado. Sin embargo, lo normal es justo el caso contrario. No recuerdo en qué momento consideré a la fotografía como algo espinoso. Las ideas que fluyen de Chema Madoz provocaron un quiebre mayor. Fotografiar no es sólo el mero acto mecánico de mirar por un orificio y presionar levemente un botón. Y es maravilloso que así sea. Sitio oficial: www.chemamadoz.com

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