viernes, 19 de junio de 2009

DIBUJO Y PINTURA: ¿UNA SOCIEDAD PERFECTA?

Por. Ignacio González Prieto. El Museo de Arte Moderno de Buenos Aires exhibe la obra “Pintura Corriente” del Español, Enrique Larroy. La muestra permite contemplar el trabajo creativo más reciente de un pintor que cuenta ya con una trayectoria consolidada en el panorama artístico Iberoamericano. Son 20 obras realizadas en los últimos años, en las que se confirman la riqueza y sutileza plástica que ha alcanzado en el uso complejo y original del color, la forma, la geometría, el azar, el tiempo y el espacio como base de su trabajo. Al apreciar la obra, se puede percibir que su propósito es abordar la pintura en su poética misma. Se trata de posar la mirada en la superficie del cuadro para así aproximarnos al acto de pintar, dirigiendo la atención de quien la contempla hacia ámbitos insospechados, eliminando certezas y proponiendo desvíos impredecibles en las huellas que ha dejado en cada uno de sus cuadros. El propio, Larroy señala: “que ese mundo extraño, entre lo figurativo y lo abstracto, que caracteriza su pintura es fruto de su interés por “crear sensaciones de inestabilidad que lleven al observador a una reflexión estética.A mí lo que me interesa es crear la sensación del mago, del ilusionista, aquello de la paloma que sale de la chistera”.
Por eso, es difícil equivocarse, si se plantea que sus pinturas pretenden forzar esa reflexión estética desde el asombro y la perplejidad. Buscan y logran que “la gente” se quede un poco ensimismada y se pregunte que está ocurriendo allí frente a sus ojos. La exposición reúne obras de gran formato fechadas en 2008 y 2009, realizadas en su mayoría mediante la técnica de óleo y acrílico sobre tela. Donde, como señala Chus Tudelilla, comisaria del Museo Teruel de Zaragoza -encargada de las exposiciones del artista en el exterior- “desde sus inicios, la pintura de Larroy responde a un complejo mecanismo, en el que son fundamentales las relaciones espacio-temporales, la práctica de las más diversas y dispares estrategias pictóricas y el protagonismo del color, las formas y las superficies”. “Elementos determinantes para conocer la cartografía de su obra que muestra juegos ópticos”.
Su trabajo tiene una notable influencia del Pop Art, ya que no pone tanto énfasis en el l arte en sí, sino a las actitudes que lo conducen. La sensación de movimiento, la mezcla de colores primarios, las formas, los trazos, la geometría, la combinación de estilos, me hace pensar que usa temas y técnicas basadas en dibujos provenientes de la cultura popular, cómo podrían ser anuncios publicitarios, graffitis callejeros o collages de exposiciones posmodernas.
También, aparecen fuertes influencias del holandés, Piet Mondrian, ya que hace una fuerte abstracción geométrica, donde busca encontrar la estructura básica del universo, la supuesta “retícula cósmica” que intenta representar con el color blanco atravesado por una trama de líneas de color negro y, en tal trama, planos geométricos (frecuentemente rectangulares) de los colores primarios, considerados por Mondrian como los colores elementales del universo. De este modo, confirma las ideas de Mondrian, que “repudia las características sensoriales de la textura y la superficie, eliminando las curvas, y expresando que el arte no debe ser figurativo, no debe implicarse en la reproducción de objetos aparentemente reales, sino que el arte debe ser una especie de indagación de lo absoluto”.
Es evidente, que a Larroy, le gusta la geometría pura y dura. Por eso sus creaciones están elaboradas a partir de elementos muy sencillos, el cuadrado, el círculo, los cubos, las formas planas, buscando sensaciones “falsas” de profundidad, de movimiento, de enfoque y de tensiones cromáticas. Crea ambigüedades, las figuras parecen una cosa y al volver a analizarlas parecen otras. Las formas de sus pinturas se van reduciendo a líneas rectas horizontales y verticales, negras, blancas y grises, junto con los tres colores primarios, además de figuras grandes y pequeñas, ángulos rectos y grandes planos, típicos de las obras Neoplasticistas.
Luego de repasar distintos estilos, veo también que es un seguidor del ruso, Vassily Kandinsky, porque trabaja colores más vividos en ritmo, menos estructurados al yuxtaponer áreas de colores brillantes y cálidos. Confirmando, las ideas de Kandinsky que “el arte nuevo debe basarse en un lenguaje de color, que debe tener como pautas las propiedades emocionales de cada tono y de cada color, a diferencia de teorías sobre el color más antiguas”.
Por eso, al recorrer la galería, observo que en sus últimas pinturas hay una mayor riqueza y sutileza plástica. Sus imágenes crean volúmenes, intentan conjugar la abstracción con alusiones a realidades externas. A ello contribuyen las formas asépticas y los colores matizados. Se evidencia siempre una técnica precisa y unos elementos bien manejados y estructurados.
Enrique Larroy Nació en Zaragoza en 1954. Inició su carrera profesional en 1973. Es un pintor considerado artísticamente autodidacta y dentro de su generación-la de los ´80- supo mantener la individualidad de su pintura en una continua evolución. Constante defensor de Zaragoza como centro artístico. Durante los años 92-94 vivió en Madrid como becario de la Diputación de Zaragoza, en la institución francesa Casa de Velázquez y en Roma durante el 94-95, en la Academia de Bellas Artes. Es allí donde se produce un cambio importante en su obra. Su consolidada trayectoria goza de un amplio reconocimiento a nivel nacional, en 1989 es galardonado con el Premio Isabel de Portugal y en 1999 es ganador de la XV edición del Premio de Pintura L'Oréal prestigioso certamen dentro del panorama nacional. Su obra esta presente, entre otras, en las siguientes colecciones: Fundación Argentaria, Diputación General de Aragón, Diputación de Zaragoza, Fundación Coca-Cola, Ministerio de Asuntos Exteriores, Cortes de Aragón, Casa de Velázquez, Ayuntamiento de Zaragoza, Academia de España en Roma, Colección L'Oréal...

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