viernes, 24 de julio de 2009

Deseo de libertad; libre de deseo.

“Vírgenes suicidas”; el nombre del film anticipa el final de esta historia. Cinco hermanas con edades que iban desde los 15 a los 18 años, vivían su adolescencia encerradas en su “hogar”, y alternando salidas al colegio. El mundo exterior era un paraíso inalcanzable, esta visión es aumentada por el infierno engendrado dentro de la casa, nacida a partir de la actitud opresora de sus padres. Del padecimiento de estas adolescentes, emana un planteo que apunta a las consecuencias psicológicas que podrían surgir después de una crianza antisocial, cubierta por un manto negro que no permite comprobar si lo que se ve es realmente lo que parece ser. ¿Esta duda está presente en todo momento? Sin llegar al extremo planteado por el film, hay casos que de raíz son muy similares a la película “Vírgenes suicidas”. El ejemplo de las generaciones que se criaron en un country, como los surgidos durante la década del noventa, es uno de ellos. Ya que han pasado su niñez y su adolescencia dentro de una sociedad caracterizada por los pocos miembros que la componen, por las diferencias económicas, sociales y educacionales con respecto al sector de la población que no debe cruzar una barrera cuando transita las calles aledañas a su hogar (salvo que haya un peaje cerca). O sea, viven una realidad muy distinta. Tal vez este no sea un pensamiento recurrente; y por el contrario, los razonamientos de los habitantes de estas “mini sociedades” omitan esta posible separación entre lo externo y lo cotidiano. Sin ir más lejos, ubicándonos desde la visión mayoritaria, la de quienes no viven en un country, podemos suponer que las personas que habitan los barrios privados, no son vistas por el resto de la sociedad como seres extraños apartados del mundo; sino como individuos que alcanzaron un status social alto, y que por temor a la inseguridad, prefieran padecer la extrema seguridad, y en consecuencia decidan vivir en un “lugar mejor”. Este es un gran punto, porque lo que muchos ven como algo digno de merecer, quienes lo padecen aborrecen de su situación, y preferirían todo lo contrario para sus vidas. El verbo en condicional vislumbra lo que se denomina “insatisfacción”, un estado sufrido por gran parte de la humanidad. Es decir, querer siempre algo más, lo que tiene el otro, o algo distinto. En este caso, algunos anhelan vivir en un lugar que tenga seguridad privada en la puerta, donde conozcas a cada uno de tus vecinos, quienes seguro también asisten al mismo colegio, iglesia, shopping o club. ¿Acaso nadie oye los deseos del otro? Al parecer no, por lo menos en esta situación. Porque lo que desean unos, otros lo detestan. Debido a que quienes viven en barrios privados observan con recelo a los transitan por la vida con total anonimato, es decir, quienes viven en zonas comunes (sin límites marcados), los que tampoco conocen la sensación de que haya guardias de seguridad esperando su sana llegada al hogar. Pero esto, ¿restringe la “libertad”?, palabra que tiene significados diferentes en cada ámbito o situación. “La libertad de saberme seguro de los delincuentes”; “libertad de que nadie vigile mi andar”; “la libertad de conocer personas ajenas a mi espacio habitual”; “la libertad de ir caminando al club si pensar en robos”. “Vírgenes Suicidas” acentuó la atención en el encierro, la opresión, la imposibilidad de elegir, la mirada del mundo a través de una ventana; sin embargo, estas jóvenes que después se quitaron la vida, en un momento conocieron la libertad, fue sólo una noche, pero alcanzó para que el desconocimiento del mundo exterior transformara su experiencia en libertinaje. El cual se graficó con los excesos cometidos por las adolescentes, que de alguna forma representaban los miedos de sus padres, razón por la que no querían que tengan demasiado contacto con el afuera. Desde esa noche no salieron nunca más de su casa, su visión del mundo aumentaba sólo cuando usaban los binoculares desde la ventana. La vida en un country, claramente posee ciertas características que disimulan la falta de libertad. Por su parte, la película es el miedo al mundo exterior exagerado a más no poder; sin embargo, la relación que existe entre esta realidad social y el film, es que hay dos situaciones bien diferenciadas, por un cerco arbolado o por una ventana, se pueden percibir dos mundos distintos: el propio; y aquél del cual se conocen más los miedos que las bondades, o sea, la vida en una sociedad ilimitada. Es claro lo difícil que resulta descifrar el panorama sobre quienes son más libres, ya que este es un fenómeno novedoso del cual aún no se han sacado conclusiones certeras, debido a que son muy pocos los jóvenes que se han criado en countries que son mayores de edad. Además, la libertad es una palabra que depende de lo que cada uno desea para su vida, es decir, tiene que ver con los objetivos de cada uno de individuos que viven esta situación, quienes después de cierta edad tendrán la capacidad de elegir. En ese momento decidirán si lo que sus padres les brindaron es lo que prefieren para el resto de sus vidas o no. Lo cierto, es que la libertad está asociada a las posibilidades, y cuando algo no está dentro de las opciones, ni siquiera se nos cruza por la cabeza, en consecuencia, nunca lo vamos a tomar como algo esclavizante. Sólo basta tener conciencia y conocer lo previamente desconocido para desearlo con vehemencia.

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