jueves, 16 de julio de 2009

Hablando de idiosincrasia

Un profesor que tuve me enseñó que para dar una buena perspectiva acerca de una película, debía verla más de una vez para despegarme sentimentalmente de ella. La primera vez que vi “Crash” (Vidas Cruzadas) sentí una mezcla de emociones que para describirlas tendría que utilizar, tal vez, hojas y hojas para plasmarlas. Sentí que tenía una bomba de tiempo en mis manos, que al mínimo movimiento explotaría. Era una de esas grandes películas que algo, por mínimo que sea, te enseñan, o te abren una rendija en la venda que muchas veces llevamos en los ojos. Hace poco, una cátedra que estoy cursando en la universidad, me cruzó de nuevo con este film. Y ahí las sensaciones fueron otras. Creo que me despegué sentimentalmente de “Crash” y pude ver más allá de lo que mostraba. Pensamiento lateral le dicen algunos: ver más allá de lo que realmente hay. Si bien el título que tuvo en el estreno en Argentina es bastante clarificador respecto al contenido del film, su denominación original “Crash” (colisión o choque) dice mucho más porque en esta historia urbana, los personajes se mezclan, se juntan y se conocen en la vorágine violenta de la condición humana. Vemos reflejado como la gente de Los Ángeles vive con los nervios de punta y nos damos cuenta de cuanto han influido los ataques del 11-9 en una sociedad acostumbrada a la aceptación. Todos ofenden o se sienten ofendidos. Antes de ver quién está en frente de ellos, prefieren proferir un insulto. Parece ser que el odio, el racismo, el dolor, la bronca, la paranoia y la liberación están separados por una sola línea, delgada: la de la cordura. La colisión entre nuestros protagonistas dentro de la ciudad de Los Ángeles sólo conoce del odio y la intolerancia, bañado por un tinte de desconfianza. A su vez, los problemas raciales que aparecen, o de pobreza son los pilares de esta historia. Así como en “Babel” (otro film-coral donde varias historias paralelas que en algún punto se entrecruzan) encontramos un relato basado en diferentes etnias, en “Crash” no sólo encontramos diferentes etnias, sino que también encontramos diferentes costumbres. “Vidas Cruzadas” habla concretamente y sin pudor alguno del racismo, de la discriminación y de la intolerancia de una sociedad que todavía sigue buscando su propia identificación. Vemos la idiosincrasia de los norteamericanos, la cual hay que tener en cuenta. Es un país básicamente formado con inmigrantes que no sólo llegan de América Latina sino de todo el mundo, donde el inmigrante trata de mimetizarse con el oriundo para no ser separado; acá es cuando notamos que los estadounidenses formaron un estereotipo de las personas y que identifican a los latinoamericanos, a los africanos, a los asiáticos, etc. como etnias amenazantes. Tejieron estereotipos sobre aquellos a quienes se les considera débiles. Esto, sumado a los atentados del 11-9, hicieron que la desconfianza en el pueblo americano creciera y eso se nota en el film. Un policía resentido que hace uso del poder que le da su uniforme para humillar a gente de color, sólo por ser negros. Una mujer de la alta sociedad que hace cambiar dos veces su cerradura, sólo porque el cerrajero que le cambio la cerradura era de habla hispana. Y así, a lo largo del film, vemos historias que chocan, que colisionan y sacan a la luz la violencia que el ser humano esconde. Quizás “Crash” nos sirva para ver más allá de lo que hay. Nos sirva para usar el pensamiento lateral y no vivir colisionando contra las personas que tienen alguna diferencia con nosotros. Mientras tanto yo me conformo con decir “buenas tardes” cada vez que subo a un colectivo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario