sábado, 4 de julio de 2009

Detras del Servicio

Una gran duda que surge al comenzar el análisis de cualquier ciclo televisivo del tipo docu-reality, es cuánto de lo que trasmite es real, y cuánto más es ficción. En la televisión de hoy, existen muchos programas que se dedican a visitar lugares de fama tenebrosa, como cárceles o villas, o bien, resolver pequeños conflictos barriales cotidianos. Bajo el lema, “Si hay delito, ellos salen a la calle a combatirlo”, “Policías en Acción”, ha superado las expectativas de muchos en cuanto a mediciones de rating, promediando los 17 puntos. El ciclo intenta mostrar el accionar de la Policía Bonaerense en casos determinados, ya que hace referencia a hechos reales, mostrando a la televisión como una “ventana hacia la realidad”. Busca en cierta forma recomponer la imagen de la Policía Bonaerense, la cual se ha devaluado mucho en los últimos años. Así, intenta ilustrar la “mejor cara” de esta institución, que a veces es muy cuestionada por la gente, y por los distintos medios. De esta manera, pretende dejar indirectamente una buena impresión de cómo la policía se desempeña frente a las situaciones con las que se encuentra. También permite entrever aquellos aspectos que no permiten a los oficiales realizar su labor de la mejor manera, como por ejemplo: las condiciones en las que trabajan, los sacrificios que ejercen cada día, el restarle tiempo a la propia familia en post de un aporte a la comunidad, etc. A su vez, el ciclo parece utilizar como herramientas a la tragedia y a la comedia. Ellos toman situaciones graves, o bien delicadas (como suele ser el caso de la droga o el alcoholismo) e intentan entretener y divertir al público. ¿Por que decimos esto? Porque está demostrado que la mayoría de los casos ilustrados en el programa son llevados hacia el lado del humor. Por ejemplo, la reacción del televidente al ver un boliviano borracho peleándose con otro a la salida de un boliche, es tema que causa risa. En cambio, hay otros programas informativos, con formato de noticiero, que quizás pueden mostrar la misma nota, tomada desde otro ángulo. Por ejemplo, en el caso anterior, después de exponer las imágenes, elaboran informes que demuestran “Cómo está la juventud de hoy”, “Cómo afecta el alcohol en los jóvenes”, “Cómo prevenir que esto le pase a nuestros hijos”, etc. Lo que estos informes intentan es dejar un mensaje, o bien, un consejo; a diferencia de ciclos del tipo docu-reality, que lo que buscan es rating. En ese camino se observa el tratamiento frívolo que reciben temas como el alcoholismo en “Policías en Acción” que, lejos de ser tomado como una enfermedad es abordado con disimulo, sin darle la importancia que merece. Además, este es un programa con escenas reales y muchísima acción. Los policías atrapan, no sólo a quienes violan la ley, sino también a los espectadores. La tensión, la adrenalina y el suspenso son algunos de los principales ingredientes que los policías experimentan a diario. Es la función de “Policías en Acción”, llevarlos a la pantalla chica. A su vez, la violencia en la televisión parece generar cierta fascinación, esta explicitación directa y descarnada resulta perjudicial, ya que pareciera legitimar comportamientos violentos. Es así como la sociedad se siente atraída por programas en los que abunda la violencia, y la trasgresión de las normas sociales. Sucede a veces que resulta aparente, que el único propósito es atraer audiencia, y proporcionar al público algo que impacte y lo obligue a permanecer frente al televisor. Aunque pensemos que “Policías en Acción” a veces transita por el borde y en otras ocasiones pasa al lado de lo morboso y lo innecesario, debemos tener presente que su rating nunca fue menor a los 15 puntos. “Policías en Acción” es posible en un ambiente cargado de inseguridad, como es el mundo actual. Lo cierto es que si existe este ciclo es porque hay una sociedad y una situación social que lo alimentan, y le brindan las principales herramientas para lucirse en un medio tan competitivo como es la televisión. Así, lo que se da con la violencia y la muerte forma parte del juego “ficción-realidad”, que satisfactoriamente logra entretener al público.

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