jueves, 16 de julio de 2009

"Osías el osito en un bazar, todo esto y mucho más quiso comprar..."

La historia de Osías que María Elena Walsh nos presentó cuando éramos chicos debe tener varias interpretaciones. Nunca fue una buena idea desmenuzar las letras de canciones con la intención de descifrar frases y versos, tal cual fueron pensados por sus compositores. Ya que por más cercanos y familiares que nos resulten algunos artistas, es absurdo creer saber de qué hablan (al menos no siempre).
La Marcha de Osías es una canción que habla de un osito, entre sonso y soñador, que según cuenta la historia paseaba por la calle Chacabuco, mirando las vidrieras de reojo “sin alcancía pero con antojo”. Él quería comprar una lista de objetos, algunos muy particulares y tangibles, y otros tan abstractos que se dificultaría envolverlos en un paquete. Quiso todo lo que guardaban los espejos, una flor adentro de un raviol, una galera con conejo incluido, una pelota que hiciese goles, y algunas cosas más.
Si no vale la pena el esfuerzo de ponerse a interpretar las canciones, es preferible pensar en lo que María Elena, de alguna manera, ignoró (tal vez porque su capacidad futurista encontró un límite). Si imaginamos a Osías en la actualidad, sin duda hubiese optado por ir a un shopping y no a un bazar (rubro convertido hoy, en el conocido Todo x $2). Dice la letra de esta canción infantil, que luego de ver varios objetos, Osías, “por fin se decidió” y quiso comprar Tiempo. Pero hace una aclaración: “quiero tiempo, pero tiempo no apurado. Tiempo de jugar, que es el mejor”. Cómo íbamos a imaginar que también el tiempo de jugar sufriría las opresiones de la vorágine actual. Hoy, los chicos se apuran para jugar, mientras sus papis se apuran para terminar un laburo. Y son tantas las opciones que tienen para divertirse, que deben aprender a administrar y repartir su tiempo entre la Playstation, la compu, la pelota, y si queda algo de resto, dedicárselo a la televisión. Cuarenta años no son poco y hacen lógica la distancia entre el inocente Osías de María Elena Walsh y la esquizofrenia del Zombie que invocan Ricardo Mollo y Diego Arnedo de Divididos. Pasemos al zombie: representa a un hombre sumergido en la furia social que supimos conseguir. La canción habla de un tipo agobiado que está “harto de una oratoria gagá” (¿será que los discursos políticos ya no son de su agrado?). Es un enfermo social que niega serlo. Superado por la realidad misma que lo convirtió en un fóbico, un “creyente turbio que no sabe perdonar” y que de a poco ha perdido su fe. Quedó "ciego, sordo y mudo", tan alejado del mundo multicolor y divertido de Osías... Ahora bien, si por esas casualidades nos sentamos en algún café de "telmo" y pasa Osías, ya viejo y cansado a pedirnos explicaciones, ¿cómo le decimos que las veredas de la calle Chacabuco están cada vez más rotas y sus esquinas llenas de basura? Si se enterara que el bazar donde solía comprar se fundió y en su lugar abrió un ciber… Qué ridículo se sentiría si viera que el mameluco con el que Walsh lo vistió pasó de moda y ahora los pibes usan chupines de colores (ya ni siquiera negros). ¿Podrá aceptar que el sueño utópico de los "jardines sin guardias y sin ladrones", hoy está más lejos que nunca? Y que ya ni falta hacen los guardias porque a los zombies urbanos se los trata de enfermos inimputables. Tal vez Osías, hoy, es un zombie más que mientras paseaba por San Telmo anhelando una abuela en camisón que le cuente “cuentos, historietas y novelas”, el siglo veintiuno le pasó por encima. Quién no quisiera que el Río de la Plata le regale "catorce pececitos" de colores simpáticos, como los que él soñaba, y no una bolsa de Carrefour. Pero la cosa es así. Y como dice la canción del Zombie, “el panda, nunca va a ser polar”. Y sí, Osías. El mundo ya no es más el que solía ser. Y aunque el panorama no se ve muy alentador, somos muchos más los que nos sumamos al deseo de alcanzar un "cielo bien celeste, aunque cueste". Y bien decís en tu canción: un cielo de verdad, no de postal. Para irse por el Este y el Oeste, en una cápsula espacial...

4 comentarios:

  1. Porque fuiste testigo de este delirio desde sus inicios. Porque somos hinchas fanáticas de Osías. Porque no podemos creer que nadie lo conozca. Porque sos la más grande de todas.
    Y porque te quiero "totán totán"...CECI,te dedico este posteo.
    La negrita...

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  2. Ayyyy, negritaaaaaaaa, que lindooooo. Tenés razón, pobre Osías si supiera en el mundo que vivimos hoy. Es como decís vos, pobrecito si fuera a buscar sus 14 pescaditos y en lugar de eso encontrará una bolsa de Carrefour, o algo mucho peor. De todas maneras, a pesar que hoy somos zombies y la mayoría hartos de una oratoria gagá, por mi parte sigo buscando el tiempo que quería Osías, no apurado y tiempo de jugar que es el mejor. Lamentablemente varias personas perdieron su niño interior y eso es lo peor que puede pasar. Creo fervientemente que si tratamos de retener nuestro niño interior y nuestra parte de Osías, las cosas mejorarían un poquito más. Brindo por más tiempo no apurado, por una pelota que haga gol, por una abuela que me cuente historias y demás cosas.
    Te quiero mucho, "totan totan". Gracias por compartir a Osías conmigo :).

    P.D: Sigo indignada porque no lo conocen. Ya estoy creando un grupo en el feisbuk para llevarlo más allá a Osías.

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  3. Gracias a vos linda!!! SI, feisbuk y campaña para que Osías deje de ser de culto!!!

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  4. Tengo un hijo de dos años que ama a Osías! Y su hermanita de 5 le explica lo que quiere comprar... La infancia, ni más ni menos... A mí me parece tan necesaria María Elena que la trabajo con mis chicos en la escuela secundaria y la terminan amando

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