miércoles, 14 de julio de 2010

Al borde de La Cornisa

Sábados 21:30hs por América Televisión. Problemas políticos y sociales, tomados a la ligera, entrevistas cada día mas relacionadas con el espectáculo y permanentes críticas sin análisis al gobierno, dan cuenta de un programa que desbarrancó. Aprovechando recursos del entretenimiento para armar un gran show, Majul deja claro de que lado de la Cornisa esta. En sus comienzos el programa se presentó como un espacio de debate para analizar temas de la política, la sociedad y la economía Argentina. Sin embargo con el tiempo esta declaración de intenciones le fue quedando grande. Cada día más, podemos observar como lejos de analizar y debatir cuestiones del interés público, es una sola voz la que se oye: la de la queja constante, la de la crítica sin argumento, muchas veces descontextualizada y en un programa que a juzgar por el show televisivo, cada día está más lejos de llegar a ser lo que se propuso. Actualmente La Cornisa, esta provista de un montón de recursos del entretenimiento y la ficción, y desde la producción parecen estar más preocupados por generar climas y agregar una cuota de dramatismo, que por mostrar una realidad. Luís Majul casi como el mejor protagonista de telenovela induce con su cara, cada emoción que pueda generar en el espectador. Además un tinte de amarillismo cubre cada nota, y la falta de seriedad y análisis con que se tratan los temas no hace más que poner en evidencia, una necesidad imperiosa de dejar en claro su postura de oposición frente al gobierno actual y ninguna intención de profundizar en argumentos, o poner otra opinión para generar un debate. Un síntoma demasiado frecuente por estos tiempos, donde ya no se encuentran espacios de debate. Donde nadie esta dispuesto a dialogar. Vemos con frecuencia como Majul, ante un entrevistado del orden político, a quien sus preguntas podrían llegar a incomodar, opta por no profundizar en análisis sino más bien, otorgarle liviandad a la entrevista para no comprometerlo y si no, en el peor de los casos lo reivindica o le pregunta ¿“Usted es Feliz”?, como lo hizo en más de una oportunidad. Sin embargo elige personajes como Jorge Rial para debatir y analizar la realidad política y social argentina, respecto del programa de Marcelo Tinelli y sus influencias. La falta de otras voces para generar un debate, denotan una clara misión de formar y fijar en la gente un único discurso. Y seguramente por eso, ningún tema se analiza en profundidad. Ya lo dijo Víctor Hugo Morales: “Luís Majul es capaz de cualquier cosa por el rating” y eso cada día se nota más, es hoy en día el showman del periodismo político en la argentina; cayendo en cada lugar común que se le presente, utilizando golpes bajos, y recursos dignos de cualquier ficción, él sabe muy bien, que lo que vende es el espectáculo y si tiene que espectacularizar la realidad política y social, lo hará en pos de si mismo y de lo que él cree que la gente busca. Luís Majul se ha convertido en el eje de varios debates respecto de la ética en el periodismo, y hasta donde debe continuar el show. Sobre todo luego de la presentación de su libro “El Dueño”, donde Víctor Hugo hizo fuertes declaraciones, diciendo que llamar a ese libro periodismo de investigación era faltarle el respeto al género. Esto sucedió en el marco de un debate sobre la investigación periodística donde Morales confesó luego, sentir que Majul exageraba cuando hablaba de persecuciones y miedos, ya que el libro en nada lo comprometía, debido al excesivo uso del potencial (diría, parecería, etc.). Lo que no está en debate es que La Cornisa es uno de los pocos programas que hablan de política en la televisión abierta, pero necesita retomar su intención original y sumar más voces, a fin de poder generar un nuevo e indispensable espacio de análisis de la realidad económica, política y social argentina. Ya que hoy en día solo encontramos programas netamente oficialistas u opositores, que no hacen más que descalificarse los unos a los otros, sin construir un espacio de consenso y construcción nacional. Por S. Carina Polo

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