lunes, 19 de julio de 2010

El boom de los nuevos programas

Capturas de la “realidad”, informes, conductor, panelistas, invitados y efectos de post producción generan un cambio transversal en la televisión actual. Hoy “6-7-8” lo posee. En la actualidad existe una nueva forma de hacer periodismo. De eso se tratan los programas en los cuales con dos o tres informes cortos, de tópicos actuales o de resonancia pública, hacen un programa atractivo para el televidente. Es el caso de “6-7-8” que con esta performance logra atraer cada vez a más gente. La modalidad de trabajo es básica. Luego de la presentación se proyecta un pequeño resumen de lo que va a consistir el programa y los informes; rápidamente se presenta a los panelistas e invitados; para luego dar paso al primer clip. A posteriori se hace un debate y se introduce al siguiente informe. Este método se realiza de manera consecutiva, por lo que se determina, con facilidad, cual es la estructura del programa. Ahora bien, ¿a qué se debe el acrecentamiento de este tipo de programas como “Duro de domar” y “6-7-8”, entre otros? La respuesta sugiere que la forma en la cual se piensan este tipo de transmisiones es similar al modo en que la sociedad conceptualiza y capta la “realidad”. Es decir, que en el mundo en que hoy se vive las personas fraccionan, al igual que los medios de comunicación, el contexto y sólo se quedan con lo más fácil de comprender. Por otro lado, también, se puede poner en paralelo la idea de “integración” a la hora de seleccionar a los panelistas. Es el caso de “6-7-8” en el que el programa es conducido por Luciano Galende y acompañado por un panel que es integrado por periodistas tales como Orlando Barone, Sandra Russo, Carla Czudnowsky, Carlos Barragán y Cabito Masa Alcántara. La diversidad de edades, convicciones y puntos de vista brinda la sensación de que cada uno de ellos representa un sector distinto de la sociedad. Mientras que el invitado, bien puede ser, aquella persona que ve los problemas desde una óptica más alejada. O porqué no, una suerte de turista que viene a conocer y trata de integrarse a una dinámica ya propuesta. Bajo esta concepción, se puede desglosar a cada uno de los integrantes mediante la postura que adoptan a la hora de ser televisados. Luciano Galende sería el mediador y “gurú” el cual va guiando a sus compañeros a una especie de debate con el fin de llegar a una conclusión en común. Orlando Barone, quien representa al hombre trabajador/obrero con convicciones firmes y muy conservador; Sandra Russo, encarna el papel del sector político o de poder (bien podría ser el típico lugar del ama de casa que administra todo un hogar tan sólo con unas simples decisiones), da una mirada más firme ante los hechos; Carla Czudnowsky pone en perspectiva la mirada de aquella mujer liberal que trata de producirse y a moldarse a los conceptos básicos de la moda; Carlos Barragán representa el sector más tímido de la sociedad, y por qué no, el lado más sensible y Cabito Masa Alcántara muestra ese lado humorístico con tintes ácidos, más enfocado a los jóvenes que no encuentran su lugar en el mundo y que a través de los chites y bromas se sienten más cómodos. Aún cuando cada una de las características son importantes para generar un producto de ésta índole, también es necesario dejar de lado el aspecto humano y estructural del programa para, de esta forma, poder establecer una mirada del lado más técnico. Hay que tener en cuenta que son vastas las herramientas con la que cuenta el evento televisivo para atraer al espectador, desde de la manera visual y hasta con un poco de humor, el cual brindan cada uno de los informes y hasta los mismos panelistas llegado el momento de debatir un tema. Son los efectos de post producción, hechos famosos por “CQC”, lo que genera ese “toque” sarcástico e irónico necesario para darle dinamismo a cada uno de los informes. Algo que se caracteriza como sello de este programa es el recuadro al costado de la pantalla donde se visualizan las reacciones de los panelista y del invitado mientras de proyecta el clip. De esta forma se puede brindar la sensación de “atrapar” a cada uno de los proyectados en esa ventanita cuando algo les resulta agradable o cuando están en desacuerdo con alguna idea.

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