viernes, 23 de julio de 2010

Dos caras de la misma moneda

La cuidad Buenos Aires del siglo XXI y París de XIX aunque no parezca tienen muchas cosas en común. Una de las características que se pueden reconocer a simple vista es la figura del flaneur, este es una persona que camina por la cuidad, es un observador nato.

Este personaje conocido en Francia, se ve reflejado en cualquier persona que va caminado por la cuidad sin un rumbo conocido, esto sucede en Buenos Aires habitualmente, hombres, mujer y niños deambulan por la cuidad sin conocer su destino, se pueden apreciar flaneurs de distintos status sociales.

En recoleta por ejemplo la gente de alto poder adquisitivo recorre Avenida Alvear y puede apreciar desde monumentos, embajadas, hasta locales de ropa exclusivos, estos negocios de lujo son objeto de deseo para ellos, el “deseo” genera que los individuos consuman y cuando una persona más compra más quiere.

Otro de los objetos de deseo que coinciden en los dos siglos es la figura de la prostituta. En el siglo XIX la prostitución era la versión femenina del flaneur, toda mujer que vagabundeaba era considerada una prostituta. En la actualidad se sigue manteniendo esta figura y como en aquella época se consideraba una mercancía, mientras más caro es mayor es su atractivo. Antes, ahora y siempre la profesión más antigua del mundo va a ser vista como una cosa que está a la moda y a la venta, al alcance de cualquier persona que la desee.

De la misma forma algo que sigue permanente por el resto de los años es el machismo, ya que un hombre que vagabundea era considerado un observador de la cuidad y una mujer que hacía lo mismo era vista como una prostituta. En la actualidad este pensamiento machista se sigue manteniendo, ya que las mujeres que salen con muchos hombres son vistas como “ligeras, rápidas” y los hombres que salen con muchas mujeres son “winners, genios”.

Por otro lado, en el barrio de Recoleta se pueden observar dos realidades muy diferentes, hay una contraposición de niveles sociales, por ejemplo en la Plaza Carlos Pellegrini ubicada en Avenida Alvear y Cerrito, se puede apreciar a una o dos personas durmiendo en los bancos de la plaza. Dicho barrio limita con Retiro, en este lugar se encuentra asentada una de las villas más grandes de Capital Federal, La Villa 31.

Es muy difícil pensar que con sólo veinte cuadras de distancia se pueden vivir realidades tan diferentes, pasar de un barrio lleno de glamour, dinero y objetos de deseo a un lugar plagado de pobreza e inseguridad. Esta situación también se puede comparar con París de esa época, donde los Hombres Sandwhich o las prostitutas eran personas con poco poder económico, eran vistos por el resto de la sociedad como personas marginales. Como dice Walter Benjamin eran una sociedad que había que expulsar. Los hombres sandwich en Francia, al igual que la gente que bajos recursos económicos en Argentina, son individuos discriminados que los quieren como vulgarmente se dice “Borrar del mapa”

Otras de las grandes contradicciones de Buenos Aires es que en Recoleta no hay policías , es uno de los pocos lugares que uno camina y no se nota en el aire ese olor a miedo, todo lo contrario se siente tranquilidad.

A pesar de los más de 100 años de diferencia entre París y Buenos Aires hay muchas coincidencias en el estilo de vida y la forma de ver a las personas “diferentes de la cuidad”, no todos los elementos del siglo XIX son iguales en la actualidad pero algunos se ven claramente reflejados en el siglo XXI.

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