viernes, 2 de julio de 2010

Emociones no tan ficticias

Los clásicos del cine no se olvidan nunca. Pueden pasar años y siguen estando vigentes en la memoria y en las preferencias de su público. Los hermanos Lumiere quizás, nunca se hubiesen imaginado que aquella primera proyección realizada el 28 de diciembre de 1895, causaría tanto impacto en la historia mundial. Pero lo hizo y hoy, un sinfín de títulos reflejan los gustos y las expectativas de quienes idolatran a la pantalla grande. Probablemente, About Schmidt, no haya conseguido la devoción de millones de espectadores. Pero la historia que ofrece, seguramente ha llegado a tocar el corazón de muchos y la emoción de tantos otros, por sentirse algo reflejados. Alexander Payne, director de dicho film, quiso mostrar la vida de un hombre a partir de que abandona su puesto de trabajo, para pasar a jubilarse. No ha de ser fácil tomar esta decisión, luego de haber sido empleado durante tantos años en la misma empresa. A partir de ese día, la vida de Warren Schmidt cambia por completo. Comienza a sentirse inútil en su casa, en los quehaceres, en su matrimonio de tantos años y en su relación con quien fuera su única hija. Se deja entrever cierta desesperación por volver al pasado, por pisar su oficina, la cual ahora está ocupada por un hombre que no le cae bien. Pero la vida siempre da giros inesperados, aún cuando uno cree que la rutina ha llegado para quedarse. Así es como un día, sentado frente al televisor, sin esperar demasiado, Warren es espectador de un comercial que ofrecía apadrinar a niños necesitados. Una relación a distancia comienza a llevarse a cabo con Ndugu, quien fuera el receptor de su ayuda. Junto con el dinero a donar, Schmidt le adjunta cartas extensas que le sirven como desahogo. Quizás el uso del lápiz y el papel logran cumplir el lugar de un psicólogo, con el que conversa de todo, a quien le cuenta sin rodeos lo que tanto lo disgusta y con quien logra mostrarse de una forma que su entorno no conocía. Ni más ni menos que una terapia valedera, en épocas de crisis internas. De golpe su mundo se ha simplificado a la vida en familia. Esa que no ejercía hacía décadas, y para la cual no muestra entusiasmo. Padece una desconexión en la relación con su esposa, que lo muestra preocupado, pero a la vez no se notan demasiados cambios en sus reacciones como para dar una vuelta de página. Y es que no es fácil dejar de ser tan estructurado a cierta edad, pero en esta película como en la vida misma, nada está del todo dicho. Jack Nicholson, con su experiencia actoral, encarna a la perfección al personaje central, quien irá probando lentamente otras vivencias y sensaciones antes desconocidas. La película también manifiesta de una manera más sutil, pero no menos importante, el abandono que sienten los padres a partir de que sus hijos deciden comenzar a ocuparse de su propio destino. Warren, de cierta forma, no acepta que su hija viva lejos y que pronto vaya a formar una familia con un hombre, que para él, no está a la altura de aquella niña que supo criar. Un hecho sorpresivo se desencadena, y es el motivo por el cual, el señor Schmidt decide salir de viaje. Caminos repletos de asombros y confusiones, van tejiendo una historia que seguramente el no imaginó vivir a la edad que tiene. La ruta parece convertirse en una nueva amiga, y cada parada rompe con su dura personalidad. Suele sorprenderse a sí mismo, actuando como el ser humano que siempre aborreció. Lentamente descubre que más allá del horizonte transitado hasta entonces, existen rincones nuevos, listos para ser explorados. Con actuaciones breves, pero de gran importancia como la de Kathy Bates, este film sabe conmover a quienes con el correr del tiempo han vivido situaciones semejantes o a quienes esperan ver un drama con tintes de comicidad. Por momentos puede resultar poco dinámica, ya que todo se muestra con gran detalle, pero nunca se pierde la incógnita por querer saber que pasará. Nominada a dos premios Oscar y ganadora de dos Globos de Oro (mejor guión: Alexander Payne y mejor actor dramático: Jack Nicholson), About Schmidt debe ser tenida en cuenta si el espectador busca emociones que pueden existir en la vida de un ciudadano común de clase media. De esas películas sencillas que mostrando poco, provocan mucho. Macarena Fernández Conte.

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