jueves, 22 de julio de 2010

Cuando la soledad golpea nuestra puerta

Warren Schmidt, ha sido un hombre que dedicó toda su vida al empleo. Ferviente ejemplo de la devoción por su trabajo. Y en cuanto a lo personal, esposo ideal durante 42 años y padre orgulloso de Jeannie. Todo esto se ve alterado cuando llega el momento de la jubilación de Warren. Un punto clave en su vida, donde comienza a planear su nueva rutina, lejos de la agenda habitual. Hasta aquí, nada especial. Pero un vuelco inesperado, hace perder su rumbo. De repente, la pérdida del ser amado, puede quebrar todo tipo de ejes, provocar el mayor desconcierto, y hasta la posibilidad de redescubrirse a uno mismo. Surgen de este modo, ciertas preguntas e inquietudes que venían resonando en sus pensamientos. Y las respuestas se pueden encontrar al tomar conciencia de que su vida no fue lo suficientemente feliz, de que aún no ha logrado la felicidad y además, decide no conformarse con eso. Esto no es todo, Schmidt poco a poco se va encontrando con ese sentimiento tan temido por la humanidad, la soledad. Desafortunadamente, luego de su jubilación y posterior fallecimiento de su esposa, se convertirá en moneda común para él. Sin trabajo, sin mujer y sin familia se siente completamente perdido, se encuentra solo, devastado, frágil. Pero es justamente cuando comienza a replantear, con cierta cuota de culpa, que toda su vida estuvo abocado solamente a su deber laboral por costumbre, sin darse cuenta de que el tiempo poco a poco transcurría sin saber aprovecharlo verdaderamente. A pesar de todo decide enfrentar su vida, pero rápidamente se encuentra ante otra encrucijada: la traición de quien él creía su mejor amigo. Esto suma un ingrediente importante y altamente hiriente. Se desata así, una tremenda odisea, tras descubrir, días después del fallecimiento de su esposa, una serie de cartas que dejan en evidencia la aventura entre ella y su amigo, hace 25 años atrás. Aquí se hacen presentes la humillación, frustración y desilusión, luego de enterarse de semejante secreto. Lejos de ver pasar los días deprimido en su hogar y compadeciéndose a si mismo, decide emprender un significante y largo viaje hacia sus orígenes, buscando el reencuentro con su única hija, quien permanece lejos de su hogar, porque está próxima a casarse con un hombre que no es del agrado de Schmidt. Como resultado de este itinerario, Warren espera un posible balance entre lo vivido y lo que deberá hacer de ahí en adelante. El protagonista intenta por todos los medios escapar de su rutinario destino y encontrar una luz que ilumine el camino hacia la liberación de semejante agobio. Mientras comienza a elaborar su duelo, decide contribuir mensualmente con una organización de ayuda para chicos necesitados. Su único cable a tierra, será un niño de seis años, huérfano, al que apadrina, llamado Ngudu Ubu. A partir de esto, comienzan a comunicarse a distancia, mediante cartas colmadas de verdaderos sentimientos, principalmente rabia y dolor, exagerando notablemente todo aquello que tiene que ver con su vida y su trabajo. Creyéndose que de tal forma podrá descargar su ira, a modo de diario personal. Aquí encuentra su verdadera compañía, ya que los escritos que se envían entre Schmidt y su hijo adoptivo, continúan hasta el final de la historia, llenando espacios en la vida del jubilado, tanto en lo afectivo, como en lo emocional y familiar. Su vida es tan vacía que necesita un desahogo por carta, para poder hacer algo nuevo, que ocupe las largas horas disponibles de Warren. Es una historia cercana, inteligente, que pretende (y lo consigue) dejarnos un sabor amargo en nuestra conciencia, pero sin descartar los momentos de comedia, para generar risas en el espectador. Un guión excelentemente interpretado por el protagonista, Jack Nicholson. Logra conmover, divertir y entretener al espectador. De esta forma, se plasma la vida de cualquier ser humano común y corriente que vivió de manera chata, demasiado normal. Olvidándose o sin pensar en todas las cosas que se estaba perdiendo. No es una película que convoque el clásico público masivo, ya que es una historia de vida que nadie quisiera vivir, pero que lamentablemente muchos viven y tristemente se resignan a esto, sin luchar por mejorar. Es interesante la evolución de Schmidt tras su jubilación, la muerte de su esposa, el vínculo con Ngudu Ubu, el casamiento de su hija y el viaje hacia sus raices. Éstas no son más que pruebas que el destino le puso en su camino, para darle sentido a su vida.

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