miércoles, 21 de julio de 2010

Confesiones de un hombre desesperanzado

Confesiones del Sr. Schmidt, como se la tituló en Argentina, es una película dramática del año 2002, dirigida por Alexander Payne, protagonizada por Jack Nicholson como Warren Schmidt y Hope Davis como su hija Jeannie. Warren Schmidt es un hombre de 66 años que vive en Nebraska, lleva 42 años de casado, tiene una hija que está a punto de casarse y trabaja en una importante empresa de seguros como Vicepresidente Adjunto. Sin embargo, de repente se jubila y toda su vida cobra otro significado. Ahí es donde Nicholson realmente se luce, representando la realidad de muchos hombres que luego de toda una vida de servicio a una empresa, se ven obligados a partir de la jubilación, a enfrentarse a su propia vida, o lo que queda de ella. En donde no siempre están a gusto, donde se dan cuenta que quizás por dedicarle tanto tiempo al trabajo se han olvidado de su propia vida. Donde casi no tienen nada en común con sus esposas ni son capaces de tener una conversación profunda con sus hijos. Donde el único sentido de su vida, el trabajo, de golpe desaparece y hay que resignificarlo todo. En tremenda encrucijada se ve envuelto Warren, teniendo que compartir tiempo junto a su esposa Helen, sin tener ya, mucho en común. Sin embargo, la fatalidad va a querer que su esposa lo abandone abruptamente por culpa de un coágulo cerebral, quedando absolutamente solo. Con una necesidad imperiosa de encontrarse un sentido a su vida, decide emprender un viaje para pasar más tiempo junto a su hija, pero cuando ésta lo rechaza, se da cuenta que no le queda más remedio que encontrarse a si mismo. Así es que el Sr. Schmidt subido a su casa rodante – que Helen había insistido en comprar para recuperar el tiempo perdido – decide enfrentar sus temores y a través de su pasado recuperar su presente para enfrentar su futuro. Mientras tanto, en una necesidad de hacer algo importante en este mundo decide apadrinar a Ndugu, un niño huerfano de tanzania, con el que establecerá una profunda relación a través de cartas que le irá escribiendo durante todo el camino, casi confesándose, de la terrible desesperanza que lo acompaña. Además intentará impedir la boda de su hija, aunque luego descubrirá que es el hombre que ella eligió y nada puede hacer. Sobre el final de su camino, Warren descubre el verdadero significado de la vida. Muy cercano a las palabras de su amigo, en su despedida homenaje de la empresa: “La vida no se trata de las cosas superficiales, sino de participar de un proyecto, tener una familia de la cual sentirse orgulloso y amigos que aún estén a tu lado”, es decir, como el mismo concluye, pasar por esta vida, habiendo dejado una ella en alguien más. Las confesiones del Sr. Schmidt es una buena película que ilustra como pocas, la desesperanza y frustración que enfrentan muchos hombres cuando se jubilan. Donde en principio muchos creen que es la oportunidad de disfrutar de la vida y ahí se dan cuenta, que en realidad lo mejor de sus vidas se les fue pasando sin que se dieran cuenta. Por Carina Polo

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